TecnoCarne_TC29

80 SOSTENIBILIDAD nadero en España, muy por detrás de otras fuentes de emisión, como son el transporte, el sector energético y el sector industrial y de la construcción. No todos los gases de efecto invernadero se crean igual, e influyen de forma distinta en el cambio climático. Su impacto depende del tiempo en que permanecen en la atmósfera. Por ejemplo, el CO2 se mantiene en la atmósfera durante siglos; el óxido nitroso durante 110 años. El metano se considera un contaminante climático de vida corta, pues persiste en la atmósfera durante 12 años, dado que a través de un proceso de oxidación se descompone para formar parte de la generación de CO2. Esto significa que el metano que se produce también se destruye. Así pues, si una fuente de metano se mantiene constante durante 12 años, la cantidad emitida casi equivaldrá a la cantidad descompuesta, por lo que si el tamaño de un rebaño permanece constante durante dicho tiempo el metano que emita casi equivaldrá al degradado, de forma que no se añadirá más metano a la atmósfera. El metano forma parte de un ciclo compartido por los animales, las plantas y el medio ambiente. Es lo que se denomina ‘Ciclo biogénico del carbono’. Las plantas capturan el CO2 para su proceso de fotosíntesis. Parte del carbono (C) de dicho CO2 es almacenado para la producción de carbohidratos, que son ingeridos por los animales cuando pastan o cuando comen la ración que contiene forrajes e ingredientes vegetales; el eructo de los animales implica la emisión de carbono al aire en forma de metano que, como hemos indicado anteriormente, retorna a la atmósfera en forma de CO2 en un plazo de 12 años, y que de nuevo estará disponible para ser usado por las plantas, de las cuales será ingerido por los animales nuevamente para dar origen a un continuo ciclo natural de carbono biogénico (Figura 3). Con las prácticas avanzadas de nutrición y manejo destinadas a reducir las emisiones, la ganadería puede ser climáticamente neutra o, incluso, climáticamente negativa. La ganadería pues, no sólo no es la principal causa del cambio climático, sino que tiene el potencial de ser parte de la solución. MIDIENDO EL IMPACTO AMBIENTAL DE UNA GRANJA DE OVINO El cambio climático está suponiendo una de las mayores preocupaciones para organizaciones internacionales y gobiernos. La importancia del fenómeno es tal que puede poner en situación de crisis, no sólo la salud del planeta, sino lo que es más importante, la producción de alimentos para abastecer a una población creciente, que para 2050 se calcula en 9.700 millones de habitantes. En razón a ello la ONU desarrolla con carácter anual las Conferencias sobre el Cambio Climático, que sirven como reunión formal de las partes para evaluar el progreso en el tratamiento del cambio climático y el establecimiento de obligaciones vinculantes de reducción de gases de efecto invernadero por los países. Derivado de este interés se han desarrollado un conjunto de normativas internacionales y metodologías de cálculo de las emisiones, que posibilitan establecer estudios comparables entre países y sectores productivos, además del desarrollo de herramientas de cálculo reconocidas, objetivas y homologables. De entre las diferentes herramientas para la evaluación del impacto ambiental de cualquier actividad destaca la Huella de Carbono. La Huella de Carbono es un indicador ambiental que pretende reflejar la totalidad de gases de efecto invernadero (también conocida como potencial de calentamiento) emitidos por un individuo, organización, actividad o producto. Para el caso concreto de la producción ganadera (carne, leche, huevos), la huella de carbono está referida a la cantidad total de gases de efecto invernadero (GEI) medidos en equivalentes de CO2 por unidad funcional de producto. Tratándose de una granja de ovejas de ordeño, hablaríamos de kg de CO2 equivalentes por litro de leche obtenida. Y si fuese el caso de una quesería, hablaríamos de kg de CO2 equivalentes por kg de queso. Llegados a este punto es importante considerar que la eficiencia productiva no es enemiga de la sostenibilidad medioambiental, dado que a igualdad de emisiones de GEI, la granja de mayor producción de leche, o de carne, por tanto, más eficiente, es también la que genera menor huella de carbono. Existen distintas metodologías para medir la huella de carbono de una Con las prácticas avanzadas de nutrición y manejo destinadas a reducir las emisiones, la ganadería puede ser climáticamente neutra o, incluso, climáticamente negativa

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