ANÁLOGOS 30 Al ser un alimento altamente procesado y con la ambición de replicar las hamburguesas reales, incor- poran es su composición altas cantidades de sal y de aceites o grasas de baja calidad que aportan en su mayoría grasas saturadas. Adicionalmente, este tipo de productos también aportan gran cantidad de calorías e hidratos de carbono y menos cantidad y calidad de proteínas, así como aditivos para poder imitar la carne real. No es por tanto correcto atribuirle el término ‘saludable’ a este tipo de productos ya que, como observamos, su composición es alta en grasas e ingredientes ultrapro- cesados y con poca calidad nutricional. En comparación con la carne real, estos productos altamente procesados incorporan proteína vegetal purificada en lugar de nutrientes integrales, contie- nen niveles similares o superiores de calorías y grasas saturadas y tienen niveles más altos de sodio, tal como establece el estudio publicado en diciembre de 2019 por el Nuffield Council on Bioethics, un organismo británico independiente que examina e informa sobre cuestiones bioéticas planteadas por los nuevos avan- ces en la investigación médica y biológica2. Por el contrario, al consumir carne estaremos obte- niendo proteínas de alto valor biológico3 ya que contienen todos los aminoácidos esenciales que necesitamos ingerir a través de la dieta. Además, las proteínas de origen animal son altamente bio- disponibles, lo que significa que podemos asimilar de forma más eficiente estos nutrientes para cubrir las necesidades del organismo, algo que en las proteínas vegetales no ocurre, ya que su biodisponi- bilidad es más baja, lo que significa que, aunque los aminoácidos estén presentes, el cuerpo no puede asimilarlos correctamente. Adicionalmente, la carne también aporta vitaminas como las vitaminas del grupo B, especialmente la vitamina B12 que solo se encuentra en productos de origen animal, y minerales como el hierro y zinc con elevada biodisponibilidad. Comparando una ham- burguesa real de carne con uno de estos productos vegetales procesados, ciertos nutrientes en estas falsas hamburguesas están comprometidos, y, por lo tanto, no se puede hablar de un sustituto ya que no contiene todos los nutrientes que aporta la carne. Hay que destacar además que, por norma general, las hamburguesas y productos de origen animal no pre- sentan alérgenos, mientras que los de origen vegetal, dependiendo de su composición, podrán presentar alérgenos como el gluten y la soja. Por otra parte, estos productos procesados que pre- tenden mimetizarse con la carne comúnmente se venden en los pasillos de los supermercados donde se encuentran los productos cárnicos, pudiendo con- fundir a los consumidores tanto respecto a su perfil nutricional como en su composición. Por este mismo motivo, estos productos no se deberían etiquetar como 'carne' ni con las denominaciones de productos cárnicos tradicionales. Así, un reciente estudio en el que encuestó a más de 1.800 consumidores estadouni- denses mostró que el 70% de los encuestados prefiere que se prohíba el uso de la palabra 'carne' en las alter- nativas plant-based4. Estos productos se comercializan de manera que los consumidores piensen que son 'sustitutos', tanto en términos de valores nutriciona- les, densidad y composición como en el papel en una