/ TENDENCIAS El papel de las ciudades en el desarrollo socioeconó- mico de los países las ha convertido en polos de atracción de población. La concentración de perso- nas en las urbes de todo el mundo se ha incrementado exponencialmente, sobre todo durante los últimos años (previsiones apuntan que en 2050 se superarán las tres cuartas partes de población urbana). Las ciudades adquie- ren, por tanto, un elevado peso político y económico. Pero a su vez, se han convertido en grandes consumidoras: se estima que generan el 80% del consumo energético mundial y casi el mismo porcentaje de gases efecto invernadero. El agua es un compuesto abundante, pero el agua para consumo no lo es tanto. Es más, se trata de un bien escaso. Son palabras que escuchamos recurrentemente pero que resulta necesario recordar. Si a la no abundancia de agua potable, o simplemente ‘agua dulce’ (aquella que sirve para consumo y regadío), juntamos las grandes necesidades de ésta —que además van en aumento—, esto se traduce en la imperante necesidad de su conservación y toma de medidas para su correcta gestión. Así, la coyuntura actual ha motivado la puesta en marcha— por parte de administraciones públicas, sector privado y ciudadanía— de actuaciones encaminadas a hacer de las ciudades espacios sostenibles y comprometidos con su entorno, que dispongan de infraestructuras y servicios dota- dos de soluciones tecnológicas avanzadas, como lo es para el caso del agua. Esto se ha visto agravado por la crisis económica que exige una gestión más eficiente de las ciuda- des para mantener el nivel de vida asociado al estado del bienestar. Por tanto, una ‘smart city’ —ciudad inteligente— encaja muy bien en los cometidos que actualmente nos proponemos en el mundo del agua, puesto que integra iniciativas orientadas a hacer las urbes más sostenibles económica y medioam- bientalmente, y dotarlas de una gestión eficiente de sus servicios e infraestructuras para mejorar la calidad de vida de su ciudadanía. Ahora bien, ¿cómo lo hace? Innova en materiales, recursos y modelos, buscando la máxima inte- gración y conexión entre infraestructuras y servicios de la LA ‘INTELIGENCIA DEL AGUA’, EN LAS ‘SMART CITIES’ PABLO RODRÍGUEZ BUSTAMANTE, GEÓGRAFO Y SOCIO-CONSULTOR DE GEOCYL El agua es un compuesto —no un elemento— formado por varios elementos químicos altamente valorado, pero en ocasiones no en su justa medida. No podemos decir que el agua es propiamente ‘smart’, pero sí podemos respetarlo y dejarlo trabajar de manera natural haciendo que funcione de la forma más inteligente. Esto es alterarlo lo menos posible, controlando su consumo y permitiendo que fluya libremente. 14 / Pablo Rodríguez Bustamante, geógrafo y socio- consultor de GEOCyL.