Entrevista con medidas razonables para evitar accesos no autorizados a imágenes y datos. Es importante no bajar la guardia y por eso supervisamos y probamos constantemente, mediante agencias externas de pruebas, los métodos más recientes que usan los hackers. Cuando es necesario, actualizamos el firmware para contrarrestar las nuevas amenazas. Si bien somos conscientes de que la seguridad debe poderse implementar fácilmente, también sabemos que es indispensa- ble que los fabricantes impongan normas que se apliquen en relación al uso de contraseñas. ¿De qué normas para el uso de contraseñas estaríamos hablando? La mayoría son muy sencillas pero es sorprendente ver cómo muchos fabricantes no las han incorporado a sus productos. Estaríamos hablando, por ejemplo, de no poder usar una misma letra o número de forma consecutiva y de obligar a usar carac- teres especiales así como una combinación de números y letras. Es indispensable que los fabricantes fuercen la configuración de contraseñas seguras durante el proceso inicial de instalación. Además de la protección mediante contraseña, ¿qué más se puede hacer para evitar ser hackeado? Existen algunas soluciones 'físicas'. Por ejemplo, Linklock, que es un dispositivo fabricado por Veracity, es una barrera frente a todos los accesos de red no autorizados. Bloquea las cone- xiones a cualquier cable o equipo que se haya manipulado o desconectado, lo que hace que sea una medida de protección ideal para instalaciones en las que la seguridad es clave, tales como bancos, en las que el equipo o el cableado de red pueden estar fuera de las instalaciones. ¿Cómo resumiría la situación actual en relación a la amenaza que se ha cernido sobre la credibilidad de los sistemas de videovigilancia? Recientemente hemos visto algunos ejemplos sofisticados de hackeo que han tenido lugar simplemente porque no se habían implementado unos protocolos adecuados para el uso de contraseñas. Aunque la mayoría de cámaras no se instalen para misiones críticas o para ofrecer una alta seguridad donde hace falta un cifrado de datos de grado militar, los usuarios tienen derecho a asegurar sus sistemas de videovigilancia. Es un problema que no desaparecerá a menos que toda la cadena de suministro, es decir, diseñado- res, instaladores, distribuidores y fabricantes colaboremos y compartamos información de modo que siempre vayamos un paso por delante de los hackers. Animamos a todos los fabricantes a seguir nuestros pasos en esta materia. Además de la función de seguridad que integra- mos en nuestras cámaras, nos aseguramos a través de nuestros programas de formación que la protección mediante contra- seña es una de las principales prioridades cuando instaladores e integradores de sistemas instalan cámaras y dispositivos de grabación. • 45