Nuestros profesionales se encargan de garantizar la seguridad de personas que, por sus cargos, condición, profesión o circuns- tancias, requieren de protección en diferentes ámbitos, bien sea frente a la delincuencia organizada, frente a otros tipos de actos delictivos o simplemente para poder moverse con libertad en determinados lugares de riesgo. ¿Cómo ha evolucionado el sector durante los últimos años? Venimos de una crisis económica muy fuerte que coincidió, en nuestro caso, con el fin del terrorismo de ETA. La suma de estos dos factores supuso que casi 4.000 profesionales perdie- ran su puesto de trabajo. Pasados estos cuatro años del fin de la banda terrorista, del que nos sentimos sumamente felices y al que contribuimos también con nuestra labor, nos estamos centrando sobre todo en dos líneas de actuación. Por un lado, mantener estable ese número de 2.500 escoltas en activo, un volumen que consideramos interesante y adecuado, sobre todo si lo comparamos con nuestro entorno. Y por otro lado, hemos reorientado la actividad para esos 4.000 hombres que perdieron su trabajo. Algunos se han integrado en empresas de seguridad en diferentes puestos (jefes de servicio, jefes de seguridad, inspectores...), otros se han ido a otros sectores, y otra parte ha optado por el trabajo internacional, un ámbito en el que precisamente estamos ahondando e incidiendo desde la asociación. Consideramos que para nuestros escoltas hay grandes oportunidades de desarrollar su profesión en otros países del mundo y que ésta supone una gran alternativa para todos ellos, habida cuenta que en España éste es un sector muy estabilizado, con muy poco relevo y movimiento. Entiendo que por este afortunado fin del terrorismo de ETA y debido a las dificultades económicas que han atravesado las administraciones públicas, los escoltas en España están trabajando hoy más en el ámbito privado que en el público, ¿no es así? Sí, aunque todavía hay un número importante de escoltas que siguen trabajando para el Estado. Es cierto que se aprecia una tendencia en todo Occidente a que muchos servicios que reali- zaban las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, pasen a la seguridad privada con el fin de liberar recursos en la seguridad pública hacia funciones más especializadas, como son información, inteligencia, terrorismo yihadista, ciberdelincuencia, bandas organizadas, trata de blancas, tráfico de drogas... Gracias a la labor sumamente profesional que han realizado nuestros escoltas durante años en diferentes misiones (como por ejemplo la protección en el País Vasco de políticos y empresarios), nos hemos ganado la confianza de las administraciones públicas, las cuales cuentan cada vez más con nuestros servicios, con buenos resultados. Es evidente que las amenazas a la seguridad son cada vez mayores y más sofisticadas. ¿Hay una formación continua por parte de los escoltas para poder afrontarlas? Nuestros escoltas están perfectamente preparados para afrontar los nuevos desafíos en materia de seguridad, contamos con grandes profesionales que se están formando constantemente. Estamos ante un escenario totalmente diferente y, aunque debe- mos mantener la formación básica en materias como el análisis de riesgo, la prevención, el manejo de armas, la protección técnico-profesional, etc., también hay que conocer cualquier tipo nuevo de amenaza. Las nuevas tecnologías han afectado de forma muy importante a nuestro desarrollo, a nuestro trabajo, pero al mismo tiempo también han modificado los riesgos a los que nos enfrentamos. Hay amenazas que no existían hace 30 años e igualmente hay conceptos que han ganado en importancia en todo este tiempo y que ya no están relacionados directamente con la protección física de las personas: protección de información empresarial, movilidad internacional, etc. Hoy, cualquier directivo, ejecutivo o técnico al que tenemos que proteger, viaja a muchos más países y mucho más que antes, lo que supone recabar colaboración con agentes de otros países, tener más flexibilidad, etc. Por ejemplo, una de las mayores amenazas a las que nos enfren- tamos es la fuga de información empresarial, por lo que hay una formación continua en aspectos que puedan evitar que en las reuniones entre empresas se cuelen cámaras, micros, etc. Los escoltas tienen que tener una óptima formación sobre este tipo de dispositivos. No es ya sólo la protección frente a posibles agresiones físicas, nuestra actividad es mucho más amplia. Stand de ASES en Sicur. Entrevista 29