PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS Conclusiones y propuestas a partir de la II Jornada IIFF Tecnifuego. Por José Ramón Peribáñez, ASEL • Análisis estadístico de resultados de campaña rigurosos con series de datos con un tamaño de muestra matemáticamente real- mente significativos. No causar ni alertas ni conformismos falsos. Se pueden crear situaciones de falsa confianza en los sistemas de extinción si tan sólo se utilizan indicadores como la superficie forestal quemada y mucho peor si solo se la compara con la de años anteriores. • Recordar la necesidad de cumplir con la legalidad y disponer de toda la normativa de Protección Civil obligatoria, por ejemplo, Planes de Emergencias Municipales fundamentales por ejemplo en las evacuaciones. Contemplar hipótesis de diferentes eva- cuaciones en función del qué y del dónde. • Potenciar el sector forestal. Realizar una política forestal con herramientas que incentiven el aseguramiento de los montes, sus aprovechamientos directos e indirectos, etc. Diseñarlas en muchos casos a través de sistemas de participación públicas. • Continuar con el análisis y estudio de las interfases urbano/forestales pero sin olvidar otras también muy importantes como las relacionadas con los usos industrial, agrícola, etc. Los incendios forestales cada vez se ve que pueden afectar o ser afectados por otros usos geográficamente cercanos. • Evitar en los medios de comunicación expresiones que, si se utilizan fuera del contexto adecuado, pueden provocar un efecto contrario al deseado tales como: “incendios fuera de la capacidad de extinción”, “incendios de sexta generación”, etc. Pueden inducir a generar alarma innecesaria y también a que en algunos incendios se interprete que sea inútil destinar medios, a que no haya que invertir más en extinción, etc. Estas reacciones se han producido en ciertos colectivos y se deben procurar evitar fuera del contexto adecuado. • Evitar realizar análisis de intervenciones comparando superficies quemadas con el “potencial de superficie quemada” de esos incendios sin haber intervenido. Por una parte, siempre serán resultados inexactos, dado que los datos de partida para dichos análisis no siempre son ciertos, por ejemplo, los modelos de combustibles utilizados, y por otra deberían compararse, si se deseara, con los potenciales de superficie quemada pero teniendo en cuenta los recursos de los que se disponía, pero nunca sin ellos. • Potenciar la relación Universidad - Empresa - Administración mediante la convocatoria de proyectos de investigación donde los usuarios finales sean los organismos con competencias en los incendios forestales. • Desarrollar Indicadores de Colapso/ Respuesta Operativa que sean aceptados por todas las administraciones y que relacio- nen los riesgos potenciales no aisladamente sino tambien los medios de extinción existentes. Utilizar las bases de datos de los Servicios de Emergencias con variables ya disponibles por todos ellos como tiempos de llegada, duracion de las intervenciones, etc. Este hecho facilitaría el despacho de medios de administraciones como la estatal con un criterio medible y equitativo con todas las administraciones autonómicas que demandan medios en función de su Indicador de Colapso respectivo. • Análisis de los incendios forestales dentro de un Ciclo de las Emergencias (prevención, detección, extinción, rehabilitación zonas afectadas, tratamiento informativo) no como un Sistema Complicado sino como un Sistema Complejo en su sentido matemá- tico capaz de producir propiedades emergentes y ser adaptativo produciendo soluciones mejores en el tiempo. Incorporar el análisis estadístico a cada indicador emergente mejorando las situaciones iniciales. • Mejorar la formación de los intervinientes en otras tipologías de siniestros. Buscar un perfil de bombero en un sentido poliva- lente adaptado a diferentes riesgos, no solo forestales. Adaptar las formaciones a cada zona geográfica de intervención. No todas las autonomías tienen los mismos riesgos principales. • Trabajar con el análisis de las consecuencias de los riesgos, por ejemplo incendios forestales, es mejor que trabajar sobre la probabilidad de ocurrencia. Podemos incluso beneficiarnos de la aleatoriedad de la ocurrencia de las catástrofes naturales y traducirlo en un mejor aseguramiento de las inversiones a través de la mejora de la resiliencia de los espacios naturales. Esto redundará en una mejora económica en todas las partes del ciclo de las emergencias. Unir la gestión de los recursos naturales a la gestión de los riesgos a través de distintos escenarios analizando sus costes y fragilidades. • Tener extrema precaución en los incendios que se propagan con gran rapidez y que no afectan a toda la carga de fuego sus- ceptible de arder. Puede producirse y se han producido situaciones de riesgo al modificarse las condiciones meteorológicas y retroceder los frentes sobre los terrenos ya afectados. • Ser extemadamente prudentes con los días posteriores a los grandes incendios en los que se ha desplegado un considerable número de recursos. Si estos son insuficientes en los días siguientes, la situación de vulnerabilidad de los sistemas de extinción puede ser mucho mayor y la capacidad de respuesta mucho peor ante siniestros simultáneos o grandes sucesos. El peligro en los días posteriores puede ser crítico. • Potenciar el desarrollo y uso de la maquinaria pesada en los incendios forestales. Sus rendimientos comparados en estrategias, tácticas y metodologías de intervención pueden ser muy significativos y suponer una gran mejora en las extinciones. • Facilitar en las organizaciones la realización de trabajos de extinción nocturna. Disponer de medios y recursos adecuados y suficientes en número en esos intervalos horarios. • Adecuar la legislación de Prevención de Riesgos Laborables al sector de la emergencia y en este caso concreto a las interven- ciones en incendios forestales. Trabajar con la seguridad máxima pero no incrementar la probabilidad de tener accidentes laborales por el temor a una normativa restrictiva que pueda penalizar a los responsables de la extinción. 67