SEGURIDAD EN EL IOT 42 Además de lo anterior, como apunta Jordi Calvera, de Intersystems, el sector público y el energético están adoptando medidores inteligentes y redes inteligentes para equilibrar la oferta y la demanda de energía, establecer precios en tiempo real, identificar y corregir interrupciones del servicio y ahorrar en los costes de los clientes mediante el ajuste programático de los dispositivos conectados y su activación y desactivación en tiempo real. En el caso de la agricultura, un ejemplo es el puesto en marcha por Ibercaja para impulsar el sector. “Gracias a los dispositivos IoT instalados en el terreno y el análisis de los datos en la nube de Microsoft Azure, es posible conocer con precisión el momento óptimo para sembrar, regar, fertilizar o cosechar los cultivos, de manera que los agricultores pueden obtener una mayor trazabi- lidad de la producción de sus explotaciones. Además, los datos permiten realizar un consumo más eficiente de los recursos naturales, es especial del agua, algo clave en el momento actual”, explica el portavos de Microsoft, Luis Montero. Generando confianza en el mercado Hablar del Internet de las Cosas lleva inevitablemente a hablar de los riesgos asociados. La relevancia de la tecnología IoT como objetivo de posibles amenazas que comprometan su cibersegu- ridad y privacidad viene dada principalmente por el hecho de que esta tecnología utiliza y depende de elementos cotidianos Con el aumento de los ciberataques a dispositivos IoT, el cumplimiento de las regulaciones también empieza a tomar forma. (vehículos, aplicaciones de localización, sistemas inteligentes de cuidados médicos, etc.) con la capacidad de poder transmitir y procesar información a través de internet. ¿Qué son capaces de hacer los sensores? En gran medida, según se deprende del informe ‘El Internet de las Cosas. En un mundo conectado de objetos inteligentes’ realizado por la Fundación de la Innovación Bankinter en colaboración con Accenture, los sensores IoT que integramos en nuestro entorno tienen tres gran- des aplicaciones. Por un lado, permiten capturar información tanto del entorno como del objeto en el que se encuentran integrado, para un análisis posterior. Por ejemplo, las compañías de seguros pue- den utilizar sistemas de sensores para recuperar información de las pautas de conducción de sus asegurados. En segundo lugar, los sen- sores pueden actuar como desencadenantes de una acción, permitiendo la automatización de determinadas funciones. Este puede ser el caso de la activación de una alarma por la detección de una persona no autorizada o el frenado automático de un coche ante la inminente colisión con otro vehículo. Por último, los sensores también son localizables en todo momento, con lo que se expande el rango de aplicaciones. Por ejemplo, la localización de los paquetes en los sistemas de gestión de logística permite la determinación de su posi- ción exacta a lo largo de un trayecto y la comunicación con las cintas transportadoras para establecer el destino de las mercancías. No obstante, las aplicaciones no acaban ahí, sino que el IoT añadiría la posibilidad de integrar el comportamiento del consumidor o las decisiones de la empresa contratante durante el proceso, pudiendo hacer cambios sobre la marcha para minimizar costes, evitar retrasos o, simplemente, adaptarse a las fluctuaciones en la oferta y la demanda de productos.