46 El nuevo CCTV: garantizar la ciberseguridad y aprovechar los beneficios que aporta la nube La evolución del CCTV ha sido continua desde su aparición en los años 40 para la observación del lanzamiento de cohetes. La grabación en cintas de vídeo y posteriormente en discos duros, la transición a IP, las videoanalíticas, los grabadores híbridos y, más recientemente, las nuevas tecnologías de HD sobre coaxial, son algunos ejemplos de esa evolución. José Ignacio Sainz Macías, director de Ventas y Desarrollo de Negocio de Eagle Eye Networks para Iberia CCTV Sin embargo, en los últimos años, el sector de la videovigilancia se ha comodotizado drásticamente. Se ha producido un incre- mento en la competencia, ofertando productos similares y sin ningún valor añadido, lo que ha llevado al mercado del CCTV a una guerra de precios. El mismo proyecto es hoy entorno a un 80% más económico que hace 5 años, lo que obliga a multiplicar por 5 la pro- ductividad para lograr el mismo retorno que hace 5 años. Además, en una guerra de precios no hay ganadores, ni siquiera los clien- tes finales. Al vender soluciones muy económicas, muchos fabricantes de CCTV no han prestado atención a la ciberseguridad, durabilidad, ope- ración, mantenimiento y soporte de sus productos, con el consecuente impacto en el cliente final que no ve satisfechas sus necesidades. Nos encontramos en una encrucijada, ya que el cliente final tiene necesidades que no son cubiertas con las soluciones de CCTV tradicional, pero la mayoría de los instaladores están demasiado ocupados en su guerra de precios, como para pararse a analizar las necesidades de sus clientes o buscar soluciones innovadoras que les permitan reducir costes y diferenciarse de su competencia. No es momento de buscar culpables o quejarse, sino de hacerse una serie de preguntas importantes: ¿Es esta situación sostenible? ¿Qué puedo hacer? ¿Hacia dónde debo ir? Las soluciones tradicionales de CCTV basadas en DVRs no pare- cen ser la respuesta a corto o medio plazo ya que no aportan diferenciación, tienen muchas limitaciones para el cliente final y requieren un gran esfuerzo económico por parte de los instala- dores a nivel de instalación, mantenimiento y soporte: instalación de hardware y software en casa de cliente, actualizaciones de software recurrentes ante vulnerabilidades de ciberseguridad o nuevas funcionalidades, necesidad de apertura de puertos en casa de cliente, complejidad de acceso a las grabaciones, necesidad de hardware adicional ante cambios en la instalación. A todo esto, hay que sumarle la reducción en durabilidad del HW, la falta de actualizaciones software pasado un tiempo, el número limitado de sesiones concurrentes en un DVR, o la pérdida total de las graba- ciones en caso de robo o incendio del DVR. En los últimos años mucho se ha hablado de los beneficios que apor- tan las soluciones de videovigilancia en la nube, pero ojo, no es oro todo lo que reluce. La mayoría de estas soluciones son muy básicas y con limitaciones. Son cámaras con un firmware especial que se conectan directamente a un router de internet en casa de cliente y envían el vídeo a la nube, pero: ¿Qué pasa si se cae internet? ¿Cómo gestiono el ancho de banda de subida a internet para varios tipos de tráfico? ¿Está el contenido encriptado? ¿Qué pasa si el cliente cambia de proveedor de internet? ¿Dónde está la nube? ¿Qué nivel de cer- tificación tiene esa nube? ¿Puedo grabar de forma continua? ¿Qué redundancia me ofrecen? ¿Cuántas cámaras y que modelos soporta la solución? ¿Soporta otras tecnologías además de IP? ¿Cómo garan- tizo la ciberseguridad? ¿Puedo correr video analíticas en cualquier cámara? Obtener respuesta a estas preguntas es fundamental a la hora de analizar cada solución. Muchas simplemente se escudan en