ATÚN Foto: Fabien Forget. El atún rojo sufrió una situación de sobreexplotación entre los años 1990 y 2008, lo que hizo reaccionar a las instituciones ante un escenario que amenazaba el futuro de la especie. Así, la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) implantó un plan de recuperación en 2008 que cosechó y continúa cosechando resultados muy favorables. El sistema desarrollado hace posible mejorar la evaluación de las poblaciones de atún rojo, ya que permite determinar el origen de los ejemplares que se pescan con independencia del lugar en el que se produce la captura. En la actualidad, conviven en el Atlántico dos poblaciones de atunes rojos: los ejemplares del este, que nacen en el Mediterráneo y vuel- ven allí para su reproducción, y los del oeste, que nacen en el Golfo de México y también regresan a su zona de origen para el desove. Esta segunda población es menos abundante y demanda una mayor protección. A pesar de tratarse de poblaciones genéticamente dis- tintas, su apariencia externa es idéntica. Por este motivo disponer de herramientas genéticas que permitan conocer el origen de cada ejemplar es clave para mejorar la gestión de los stocks de atún rojo, optimizar los resultados de las medidas de gestión adoptadas y definir con más precisión las cuotas pesqueras, que no afectan de la misma forma a los atunes orientales y a los occidentales. “Conocer cuánto se pesca de cada población es un requisito esencial para poder evaluar y gestionar eficazmente las poblaciones. Hasta ahora no era posible, pero con esta nueva herramienta lo es, al poder determinar el origen del atún capturado en el Atlántico (la zona de mezcla). El principal reto de nuestro estudio ha sido reunir todas las muestras biológicas necesarias para desarrollar los marcadores genéticos, una labor para la que ha sido necesario coordinar un con- sorcio internacional formado por socios de África, Asia, América y Europa”, añade la investigadora. 43 Ejemplar de atún rojo. Foto: Iñigo Onandia-Azti.