El control solar ofrecido por un cerra- miento acristalado se define por el factor solar modificado del hueco, considerando las sombras arrojadas sobre el acristala- miento, pero realmente es el propio acris- talamiento como elemento transparente a la radiación calorífica el determinante de las propiedades del hueco referentes a la entrada de luz, color, visibilidad y fac- tor solar. Dicho de otra forma, podemos responsabilizar al acristalamiento de la reducción de entradas de calor evitan- do así la incorporación de elementos de sombreamiento que dificultan la visión y reducen los aportes de luz natural. La transmisión de radiación ultravio- leta es fácilmente controlable con la ins- talación de vidrios laminares que reducen el paso de los rayos UV a menos del 1%, pero frenar el aporte de calor es algo más complicado. El vidrio permite el paso de un porcentaje de luz en función del co- lor y de la reflexión de la superficie o la presencia de capas, siendo diferente para cada longitud de onda correspondiente al espectro visible. De forma análoga ocurre con el espectro energético. El sol radia energía principalmente en el espectro de infrarrojo entre 780 nm y 2500 nm. El vidrio se comporta de forma permeable frente a estas longitudes de onda, dejan- do pasar una gran cantidad de calor. Esta transmisión es la denominada Transmi- sión Energética directa (TE). Por otra parte, el sol calienta el acrista- lamiento hasta que alcanza temperatura superior a su ambiente, interno y exter- no, y a partir de ese momento comienza a reemitir calor. La parte reemitida hacia el interior más la transmisión energética directa constituye el “factor solar” y re- presenta una medida del calor total que penetra a través del acristalamiento. (Figura 4). En geografías de clima templado y cá- lido como la nuestra, los aportes solares son muy importantes incluso en invierno. La gran cantidad de radiación directa e indirecta que reciben los edificios hace que sea necesaria la climatización duran- te casi todo el año. La radiación infrarroja que penetra a través del acristalamiento es absorbida por paramentos y enseres del interior del edifico calentándolos y aumentando su temperatura. Estos ob- jetos y superficies, una vez alcanzada la temperatura de equilibrio con el ambien- te, reemiten el calor a su entorno bajo la forma de infrarrojo lejano, con longitudes de onda superiores a 2500 nm. El vidrio no es permeable a estas longitudes de onda por lo que el calor se concentra en el interior aumentando la temperatura, lo que se conoce como “efecto invernadero”, disminuyendo fuertemente el confort o exigiendo elevados consumos energéticos para su evacuación. En edificios del sector terciario, con elevadas superficies acristaladas, con po- cos o ningún hueco practicable que fa- cilite la ventilación y con elevadas cargas internas, se hace indispensable la instala- ción de vidrios de control solar que dismi- nuyan los aportes caloríficos. Los vidrios de capa de control solar se obtienen por deposición de metales, óxi- dos y otros compuestos que, con espesor de una centena de nanómetros, modifican el comportamiento del vidrio frente a la radiación solar tanto en su espectro in- frarrojo como en el visible obteniendo vi- drios reflectantes, con color en reflexión o neutros. La alta tecnología aplicada en las líneas de capas magnetrónica a alto vacío (coater), donde se alcanza un estado de plasma, permite obtener productos que disminuyen fuertemente la transmisión energética sin que sean perceptibles al ojo humano y sin que suponga pérdidas de Figura 5 - Esquema de un coater Figura 6 - Interior de una línea magnetrón. Depósito de la capa sobre el vidrio. Estado de Plasma aportes de luz. Son los vidrios de alta selectividad. (Figuras 5 y 6) Evitar los aportes solares prescindien- do de luz o de la visión que tenemos a tra- vés del hueco acristalado es relativamente sencillo y así podemos encontrar solucio- nes tradicionales como los retranqueos que arrojan sombras, la instalación de vo- ladizos y costillas que sombrean el hueco, la instalación de umbráculos y toldos o las lamas orientables que permiten modificar el sombreamiento y la visión en función de la época del año y la hora del día (Fi- gura 7). Todas ellas son soluciones que permiten reducir los aportes solares pero que en mayor o menor grado reducen el aporte de luz y el confort visual además de otros factores como pueden ser la de- pendencia del usuario y la durabilidad, así como el coste y el mantenimiento adicio- nales a la propia fachada. Siempre que la función de control solar pueda residir en el propio acristalamiento se minimizan los aspectos anteriores y Fig. 4 - Factor solar del acristalamiento Figura 7 - Protecciones solares exteriores RHBN 16