en la actualidad según Briard por la falta de armonización entre la cantidad de datos que se manejan en un ACV y las maneras de presentarlos en los distintos países, o incluso, la interpretación incorrecta del LCA. Ya que no es un valor o una calificación a un producto, sino una herramienta técnica que se basa en una apro- ximación de propiedades. Y sólo cuando se utilizan herramientas de certificación energética no obligatorias (BREEAM, LEED, Passive House...) se consigue esta calificación o valor. Briard también aclara la importancia de marcar los límites del análisis, explica algunos conceptos asociados al ACV como “cradle-to-gate” que significa que se está buscando el impacto de la fuente, incluida la extracción de la materia prima, hasta el momento en que el producto sale de la fábrica. “Cradle-to- grave” va un paso más allá y examina el impacto de todo el ciclo de vida de un producto, que cubre el uso real y el reciclaje o disposición final. Y “cradle-to-cradle” es un tipo específico de evaluación que pone mucho énfasis en la capacidad de reciclaje de “fin de su vida útil”. Hace sólo un par de años, el ACV era considerado un “nice- to-have”. Hoy en día, se está convirtiendo en un “must-have”. Este es el caso en países como Francia, Alemania, Países Bajos y Reino Unido, donde la legislación está empezando a impulsar a la industria hacia una solu- ción constructiva más sostenible. En este contexto, los fabricantes tendrán que demostrar que sus productos son los más medioambientalmente soste- nibles y que están fabricados como ellos dicen que se fabrican. En Knauf Insulation se ha tomado la decisión consciente de un enfoque basado en el desempeño integral: la metodología del ACV, explica Briard. Al seleccionar una solución, los diseña- dores o contratistas están empezando a tener en cuenta el impacto ambiental de los productos, teniendo en cuenta los datos de ACV y comparando DAPs en lugar de tener en cuenta etiquetas verdes que carecen de credibilidad. Los líderes de la industria, en los que se incluye a Knauf Insulation, piensan que la información tipo ACV podría ser integrada en un futuro como un marcado europeo. Desde Knauf Insulation se han incluido las principales categorías de impacto en las fichas técnicas de los productos abriendo así estos datos a todos los usuarios que las consulten. Con un uso cada día más extendido de la tecnología BIM, existe la posibilidad de implementar el ACV en el mismo programa, según Briard. Por ejemplo, explica, si a cada producto de la construcción se le da un identificador de impacto ambiental en una base de datos, y éste está linquedao a las herramientas BIM que el arquitecto o ingeniero esté utilizando, se convierte en una tarea relativamente fácil la de ver las propiedades medioam- bientales reales ya en la fase de diseño. Ayudará al arquitecto a tomar las decisiones correctas a la hora de escoger el material desde el principio. Por último, pero no menos importante, Briard explica que inter- pretar correctamente y comunicar los resultados del ACV puede ser un reto considerable; por esta razón, en Knauf Insulation se pone mucho énfasis en que hay que formar a los profesionales a lo largo de la cadena de construcción del edificio.• Sostenibilidad 27