Fig. 3. - Características, riesgos y retos del modelo Fig. 4.- Estructura del déficit comercial español. energético actual. (Modificado de www.energiaysociedad.es) (Fuente: Observatorio de la Internacionalización, 2011) Una elevadísima dependencia energé- tica del exterior, una intensidad energética excesiva, muy superiores a las de los países de su entorno, y la evolución creciente de las emisiones de GEI, son tres de los factores clave que marcan la vulnerabilidad del siste- ma energético español. Elevada dependencia energética exterior Casi el 80% de la energía primaria es impor- tada, cantidad que aumenta hasta el 99% en el caso del petróleo crudo y el gas, que en conjunto suponen más del 70% del total del consumo español de energía primaria. Esta gran dependencia energética, muy superior a la de la media de la UE (50%), no solo supone riesgos en términos de seguridad energética, también hace mucho más vulnerable a España que al resto de países de la UE ante shocks de los precios energéticos internacionales y su previsible evolución futura al alza. Se calcula que por cada dólar extra en el precio del barril, el impacto sobre la economía española asciende a 600 M. Otros analistas señalan que el efecto de aumentar el precio del petróleo en un 10% lleva, a corto pla- zo, a una reducción del 0,6% en la tasa de crecimiento de la economía española. Lo cierto es que la factura energética está saliendo muy cara. En 2010, el 66% del déficit comercial, unos 34.500 M€, se debió de forma exclusiva a la partida energética, compuesta, fundamentalmente, por el co- mercio de crudo de petróleo y de gas na- tural, cuyo déficit experimentó un aumento interanual del 29% (Observatorio de la In- ternalización, 2011), Fig. 4. Uso ineficiente de la energía En los últimos años, la eficiencia energé- tica global ha aumentado y, con la misma energía, ahora producimos un 15% más de riqueza que en 2000. Pero, a pesar de las mejoras experimentadas, la intensidad energética de España, en valores absolu- tos, continúa situándose por encima de la media europea. Esto significa que el esfuerzo econó- mico para generar riqueza sigue siendo superior. Por ejemplo, en 2008, la intensi- dad energética española era un 19% supe- rior a la de la UE-15, lo que hizo necesarias 28 toneladas equivalentes de petróleo más para producir un M ̃. Si la economía española tuviera unos ratios de intensidad energética similares a los de la UE-15, los ahorros en la compra de energía ascenderían a cerca del 2% del PIB de 2008, además de evitarse la emisión de una gran cantidad de contaminantes (Eco- nomics for Energy, 2010). Gran parte de la mejora experimentada ha tenido lugar a nivel estructural a través de cambios en el modelo productivo, con una reducción acumulada en la década 2000-2010 del 14,6%, Fig. 5. Sin embargo, se han mantenido grandes diferencias con Europa a nivel intra-secto- rial, es decir, en lo que respecta a la efi- ciencia de los procesos productivos y de los consumos dentro de cada sector. Así, mientras que el sector eléctrico y la industria mejoraban significativamente, los sectores terciario y residencial presen- tan tendencias de empeoramiento frente a las notables mejoras de la Unión Euro- pea. Esto resulta especialmente preocu- pante porque el sector residencial es el mayor consumidor de energía en España, con el 31% del total de energía final en 2010, en sus usos de vivienda y transporte. La ineficiencia perjudica de manera grave nuestra economía y es necesario seguir avanzando para romper la relación entre crecimiento económico y consumo de energía, y en esta cuestión son prioritarios los sectores de transporte y residencial por su gran incidencia en la intensidad energé- tica española. Crecimiento de las emisiones de GEI La evolución de las emisiones de GEI ha se- guido una senda creciente y contraria a la europea, en gran medida debido al efecto del transporte. A pesar de que los últimos años se ha iniciado un ciclo de decreci- miento, queda mucho camino que recorrer para poder cumplir con solvencia los com- promisos en materia de emisiones, incluso recurriendo a los mecanismos de flexibili- dad que prevé el Protocolo de Kioto, Fig. 6. Mecanismos que, por otro lado, su- pone un desembolso de recursos públicos para la compra de derechos, cifrado por el ministro Arias Cañete en mayo de 2012, de entre 450 y 800 millones de euros más, sobre los 770 millones de euros invertidos los últimos cinco años. En este sentido, todos los sectores son importantes, pero, en el caso español, Fig. 5.- Intensidad energética de la economía (Fuente: MITyC). RHBN 29