PROTECCIÓN DE EQUIPOS Y PERSONAS 44 Javier Pinilla García, director del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) Perspectivas de la seguridad y la salud en el trabajo Próximos a celebrar los 25 años de la Ley 31/1995, que provocó un cambio sustancial de la situa- ción de prevención de riesgos laborales, en España, parece un buen momento para analizar el panorama que se abre ante nosotros en los próximos años. La Humanidad siempre ha que- rido mirar hacia el futuro para estar preparada para los próximos acontecimientos y tomar las decisiones correctas. Pero actualmente vivimos y trabajamos en un mundo que se está trans- formando casi a diario debido a la innovación digital, la adaptación a la globalización, la transformación demográfica y los efectos de cambio climático. El cambio suele estar estrecha- mente relacionado con las nuevas oportunidades y el progreso, pero también puede significar incertidumbre y nuevos riesgos. La reciente Conferencia Internacional del Trabajo, en la que se conmemoran los 100 años de esta institución central en la lucha por el bienestar mundial, ha debatido sobre ‘el futuro del trabajo que queremos’. Esta organización es, lógicamente, una de las instituciones más activas en el debate mundial del trabajo del futuro. Y es que en las últimas décadas se han venido sucediendo modificaciones sustanciales en el ámbito del trabajo. Las más visi- bles han sido aquellas que afectan al volumen y características del empleo. No obstante, otras transformaciones han afectado al contenido de las tareas que ejecutan una gran proporción de traba- jadores. A este respecto, dos tipos de cambios han tenido especial incidencia. Por un lado, el creciente uso de herramientas basadas en las tecnologías de la información y la comunicación en las acti- vidades laborales y, por otro lado, modificaciones en la forma de organizar el trabajo. No se trata de cambios sólo temporalmente coincidentes, sino que ambos se retroalimentan. Por un lado, la capacidad para almacenar, transmitir y manejar información se ha ampliado enormemente en los últimos años como resultado de una serie de innovaciones cruciales en las tec- nologías de la información y las telecomunicaciones. Debido a su aplicabilidad general, estas tecnologías están teniendo efectos muy significativos en la mayoría de las áreas de la economía, lo que lleva a una aceleración general en el ritmo del cambio técnico. El trabajo, su contenido, su organización y diseño, su regulación y su protección están en proceso de transformación. Estos cambios configuran nuevas realidades y, a menudo, implican una confusión de límites entre las diferentes dimensiones del trabajo y entre este, el empleo y la actividad no laboral. Por otro lado, la globalización ha incentivado a las empresas para acometer todo tipo de reorganizaciones, tanto en el interior de sus propios procesos de trabajo como en sus relaciones con otras empresas. A este respecto, las “cadenas mundiales de suministro representan una nueva realidad” que condiciona el futuro del tra- bajo en gran parte del mundo. Y es que, no sólo las máquinas, por muy novedosas y sofisticadas que sean, son las únicas responsa- bles de los cambios, tan importante o más es el cómo se usan, es decir, en qué modelo organizativo se integran. Por ello, las orga- nizaciones laborales son un elemento configurador fundamental de las sociedades desarrolladas. Han venido modelando el mundo actual desde los orígenes de la revolución industrial y su evolución tendrá profundas repercusiones tanto para los trabajadores como para la economía y para la sociedad en su conjunto.