puestas, como el robot, que acude a todos los imputs colocados en sus circuitos por su programador. Además, el hecho de que en caso de lesión de una parte del cerebro otras regiones asuman las funciones perdidas, debido a la plasticidad cerebral, ha hecho pensar que puede existir un algoritmo general del cerebro. Pero en las decisiones humanas intervienen factores biológicos así como las experiencias vividas, que hacen que nuestro particular mapa neuronal esté en permanente cambio. ¿Qué grupos de neuronas se activan o qué sinapsis se generan en el momento de una vivencia?, una decisión, tomada tan solo un instante después, puede ya no ser la misma. Todo en nosotros se traduce en una reacción química, así que nuestra configuración cerebral se encuentra en permanente cambio, y no parece probable que el ser humano logre hallar el algoritmo de las emociones. En cualquier caso, el crecimiento exponencial del progreso tecnológico, a lo que Kurzweil llama ‘ley de los rendimientos acelerados’ parece llevarnos hacia la fusión entre biología y tecnología. Implantes cibernéticos permitirán al ser humano interactuar directamente con las máquinas y le dotarán de nue- vas habilidades físicas y cognitivas. Este autor afirma que aunque hoy el cerebro es el sustrato bio- lógico de la mente humana, éste puede ser mejorado gracias a sustratos no biológicos. Según estos parámetros existiría la posi- bilidad de realizar copias de seguridad de nosotros mismos. “Cuando los humanos trascendamos la tecnología –pronostica Kurzweil– alcanzaremos la singularidad”; en ese momento tendrá lugar un aumento de la inteligencia humana “y luego posthumana –como explica José Luis Cordeiro en el prólogo de Cómo crear una mente–, pasando de nuestros cerebros biológicos no mejora- dos a cerebros post-biológicos aumentados”. Por cierto, ya se ha propuesto la creación de un botón rojo de emergencia que apague toda la inteligencia artificial del planeta, lo cual puede parecer, de entrada, tranquilizador pero pensemos que, llegado el momento, es muy probable que una gran parte de la población tenga incorporados en sus cuerpos dispositivos inteligentes. Así que tal vez no sea tan buena idea... Son especula- ciones pero, como dijo Arthur C. Clarke en la tercera de sus leyes: “Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistin- guible de la magia”.• 25 INDUSTRIA 4.0