Trascendencia exponencial ¿Se imaginan a los matemáticos profundizando en la comprensión de la psique humana? ¿Se imaginan a los ingenieros estudiando a conciencia las reflexiones de los clásicos griegos?, ¿a progra- madores informáticos enfrascados en estudios sociológicos sobre movimientos migratorios?, ¿y a neurólogos licenciándose en literatura?... Y viceversa, por supuesto. La era de los datos, lo será en la medida en que éstos puedan ser transformados en conocimiento. El dato, por sí solo tiene un valor relativo y no tiene finalidad última en sí mismo. Materializar esos datos en acciones de manera rápida y eficiente y atendiendo al bien común tanto en el presente como contemplando a las generaciones futuras, hace imprescindible la intervención de diversas disciplinas para dise- ñar, desde todos los puntos de vista, la sociedad que queremos y decidir hacia dónde conducimos el conocimiento. En los momentos de hipercompetitividad en que vivimos, el consu- midor es invitado/incitado continuamente a pronunciarse sobre temas dispares, en una incesante recogida de datos con los que crear un perfil de sus preferencias. A este respecto Carme Torras, experta en roboética o ética de la robótica, disciplina que estudia los factores éticos que rodean el desarrollo de la robótica, alerta sobre la cuestión de la privacidad: “llevamos 10 años regalando nuestros datos; para la investigación médica, por ejemplo, es bueno compartir datos, pero hay que garantizar la privacidad”. Torras valora así la vorágine de datos que vienen y van, un tanto descontroladamente...: “Estamos haciendo un experimento en tiempo real, y a nivel mundial.... Antes creabas una tecnología, y cuando el producto estaba muy experi- mentado lo ponías en el mercado, ahora eso ha cambiado.” Ante la incertidumbre sobre hacia dónde nos conduce una tec- nología con la que muchas de las decisiones de nuestro día a día las tomarán las máquinas, se abren interrogantes de tipo ético. ¿Cómo evitar los sesgos intrínsecos del programador? Para Carme Torras, la clave está en la educación, “cada vez habrá más objetos a nuestro alrededor –advierte– programados con inteli- gencia artificial y es muy importante que las personas que estén programando sepan que existen problemas éticos.” Modelo de Fanuc.