INDUSTRIA 4.0 ¿Por qué ahora? Dos hechos, la digitalización y la globalización, marcaron en su momento el nuevo rumbo del mundo, y todos nos hemos ido adaptando a las nuevas reglas del juego. Las últimas décadas de digitalización han mejorado las economías de escala y la internacionalización de las empresas. Las compañías de todos los sectores han incorporado diversos grados de digitalización y entre tanto, los ciudadanos hemos aprendido a utilizar hojas de cálculo, a comprimir archivos, a hacernos una página web, a retocar imágenes, a tener reuniones por videoconferencia y a manejarnos con servidores y configuraciones cuando el tér- mino “nativos digitales” no estaba aún acuñado. La siguiente ola de digitalización llegó con la aparición de las grandes empresas tecnológicas, que ha dado lugar a nuevos mercados, a nuevos modelos de negocio y a nuevos enfoques económicos que tienen que ver con renovados valores sociales, como la economía cola- borativa o el capitalismo consciente. Llegados a este punto, la digitalización empuja, aún más. Ahora toca llevar la revolución digital a la fabricación. La industria española está obligada a afrontar un proceso de transformación digital imprescindible para sumarse a esta cuarta revolución que conecta máquinas, productos e infraestructuras, compartiendo datos e información. Otros ya lo están haciendo. Alemania y Corea son dos de los países con mayor penetración de robotiza- ción en sus procesos productivos, y en los que, por otra parte, se observa que el sistema genera empleo de alta cualificación. Hoy, las nuevas herramientas que nos brinda la tecnología, como la robótica, el internet de las cosas (IoT), la inteligencia artificial, el big data o la fabricación aditiva (3D), han abierto la puerta a la industria 4.0, que reduce costes operacionales, aporta fle- xibilidad en la producción, maximiza la personalización de los productos y posibilita el desarrollo de nuevos canales de venta y nuevos modelos de negocio. Pero el tránsito de nuestras empre- sas hacia la economía 4.0 está siendo lento y las inversiones en I+D adelgazan peligrosamente. Más difícil todavía resulta para las microempresas, que representan más del 90% del tejido empresarial. Más allá de nuestras fronteras, Alemania es líder en industria 4.0 (no en vano fue allí donde se lanzó esta estrategia 4.0, ya en 2012, como iniciativa gubernamental para el manteni- miento de la competitividad en la industria y la manufactura) y la clave ha sido la contundente inversión en I+D, tanto pública como privada. Es necesaria una infraestructura sobre la que construir la industria 4.0 y en nuestro país existen carencias endémicas en ámbitos como, por ejemplo, los polígonos industriales: a muchos de ellos aún no llega fibra óptica (en el área metropolitana de Barcelona, un 40% de los polígonos no tiene acceso a fibra). El orden mundial se reconfigura y Europa pierde fuelle ante las nuevas potencias. Habrá que apresurarse si queremos coger el que parece ser el último tren hacia el nuevo mundo donde, dicen, se vive en clave de bit y el algoritmo es el rey. Robótica para la eficiencia La robotización se impone en la industria y se extiende a nuevos sectores productivos. El coste de fabricar estas máquinas es cada vez más reducido y su rendimiento cada vez mayor. David Rivera, Manager Robot Business Division de Yaskawa Ibérica explica que “gracias a la conectividad y la información que recibimos de los equipos instalados, podemos mejorar su eficiencia y durabilidad. Con el sistema Cockpit, podemos recibir y analizar en tiempo real datos actuales y procesarlos para mejorar el futuro de los equipos”. David Trabal, General Manager de Fanuc Iberia por su parte, nos habla de los elementos que han ido incorporando en los últimos años a sus robots inteligentes: “El ir adaptando y dotando al robot de equipos adicionales más sofisticados tecnológicamente, como son sistemas de visión, sensores de esfuerzo, sistemas de autoa- prendizaje, etc., ha ido abriendo una serie de posibilidades al usuario final, difícil de imaginar hace unos años. Los sistemas de visión, que hasta hace poco tiempo tenían una alta complejidad que dificultaba la adaptación en una solución industrial, hoy se han convertido en un elemento estándar y fácil de configurar y mantener.” 21