editorial 4 Director Ibon Linacisoro Redactora Jefa Nerea Gorriti Redactor Jefe Delegación Madrid David Muñoz Equipo de Redacción Esther Güell, David Pozo redaccion_plasticos@interempresas.net Edita: grupo nova àgora www.novaagora.com Amadeu Vives, 20-22 08750 Molins de Rei (Barcelona) Tel.936802027-Fax936802031 Delegación Madrid Centro de Negocios Eisenhower, edificio 4, planta 2, local 4 Av. Sur del Aeropuerto de Barajas, 38 28042 Madrid - Tel. 91 329 14 31 Director General Albert Esteves Castro Director Adjunto Àngel Burniol Torner Director Técnico y de Producción Joan Sánchez Sabé Director Comercial Aleix Torné Navarro Director ejecutivo Ángel Hernández Director de operaciones y proyectos Ricard Vilà Publicidad comercial@interempresas.net Administración administracion@interempresas.net Suscripciones A través de internet: www.interempresas.net/suscripciones Por correo electrónico: suscripciones@interempresas.net Por teléfono: 936 802 027 www.interempresas.net Difusión y audiencia en internet auditada y controlada por: Nova Àgora es miembro de: Queda terminantemente prohibida la reproducción total o parcial de cualquier apartado de la revista. D.L. B-12.459/89 / ISSN 0303-4011 PLASTICOS UNIVERSALES Mejoran los datos, no llega el optimismo Como no podía ser menos en este país que nos ha tocado lo importante ahora mismo no parece tanto si seremos capaces de dar pasitos hacia la recupera- ción sino si lo que estamos viviendo se puede llamar recuperación, desacele- ración de la caída en picado o inicio de un nuevo siglo de oro. El debate entre nuestros dirigentes y quienes aspiran a serlo, de nuevo, no está a la altura de una sociedad que intenta y consigue salir del drama con esfuerzo y sacrificio. Los resultados macroeconómicos, las estadísticas, efectivamente parece que apuntan hacia el optimismo pero la gran lacra del desempleo sigue pesando como una losa y lo cierto es que, en la calle, poco se pueden apreciar las con- secuencias de esa supuesta mejora. Sin embargo, no menos cierto es que las empresas, las pymes, los empresarios que han levantado sus empresas con su esfuerzo y el de sus trabajadores, sí hablan, todavía con la boca pequeña, de una mejora en términos generales. Claro que ya nadie, excepto esa casta exclusiva de políticos que vive de ‘otra cosa’, se atreve a lanzar las campanas al vuelo. Demasiados años de crisis, demasiado daño causado, demasiadas empresas cerradas y muchos, muchísimos trabajadores que han perdido el empleo no dejan lugar al optimismo exacerbado. Una muestra de ello fue la reunión que este medio organizó de nuevo en febrero para conocer los datos de ventas de equipos para la transformación de plásticos de nuestro país. Las cifras de ventas no fueron malas. El año 2013 fue mejor que el 2012, bastante mejor si ponemos las cifras sobre la mesa, pero la sensación es que nadie se fía. También en 2011 se registró un pequeño pico ascendente de las ventas de inyectoras, para en 2012 volver a caer. Ahora la sensación es otra, son mu- chos los que informan del incremento de los proyectos en marcha, de un claro aumento de las peticiones de información sobre determinados equipos, pero también de la extrema prudencia de los transformadores de plásticos a la hora de afrontar una inversión. La financiación fluye con dificultad y no es capaz de llenar, ni mucho menos, todas las cavidades de este sector que echa de menos el olor a plástico fundido. Tal vez por ello, porque todo es lento aún, porque no hay motivos claros para la confianza, el aumento de cerca del 30% de las ventas o el incremento si- multáneo de la venta de robots no esté causando precisamente furor entre los suministradores. La sensación generalizada es de prudencia y de optimis- mo moderado. El Estudio de Mercado que Plásticos Universales – Interem- presas organiza pone de manifiesto la dificultad para vender equipamiento en nuestro país en un entorno mejorado. La industria de los plásticos, a pesar de todo, ha aprendido algo durante estos años y sabe que realmente el mundo está lleno de oportunidades. Pero hay que ir a por ellas, buscarlas, porque ellas no vendrán a nosotros.