tecnología 90 I+D tades de los tratamientos mediante recubrimientos sea el lograr grados de adhesión aceptables entre el propio recubrimiento y el substrato polimérico. Aquí entran todos los tratamientos previos que es necesario realizar a la superficie del plástico para prepararlo o, mejor dicho, “activarlo”. Los tratamientos de activación suponen la creación de grupos funcionales con gran reactividad quí- mica que puedan generar enlaces, ya sea covalente o electrostáticos, con el recubrimiento a aplicar. Es muy ha- bitual trabajar con tratamientos oxidativos de gran inten- sidad, ya sea flameados, tratamientos corona, plasma, mediante ácidos concentrados, ozono, y otros. Incluso cabe recordar algunas técnicas de “etching” que generan rugosidades superficiales como el granallado. El uso de “primers” o imprimadores también está muy extendido en la industria, principalmente de pinturas. Sea como sea, cada una de estas técnicas se suele aplicar según el ta- maño de superficie a tratar, por supuesto, el tipo de polí- mero base y su menor o mayor afinidad a los recubrimientos, así como el propio recubrimiento en sí mismo. El plástico resistiendo las inclemencias del tiempo El objetivo inicial de los tratamientos y recubrimientos sobre superficies plásticas se orientó hacia una doble ver- tiente, en absoluto excluyente: la estética y la protectiva. La primera de ellas obviamente trata de dar belleza y grado lujoso a los acabados plásticos. El desarrollo de pin- turas y cromados son, quizás, los máximos exponentes de este tipo de tratamientos. Pero, obviamente a este ob- jetivo estético se le une la capacidad de proporcionar mayor protección al plástico. En este sentido cabe des- tacar pinturas o barnices con elevada protección a la co- rrosión, a la radiación solar (filtros ultravioleta), a los microorganismos o “anti-fouling” (óxidos metálicos o plata), de alta dureza para aumentar la resistencia al raya- do o al desgaste (metales y minerales), elevada resisten- cia química, antiadherencia (teflonados), alta resistencia térmica, repelencia al agua y aceite, o incluso propieda- des conductoras y antiestáticas. La piel humana, la gran barrera Volviendo al principio y a ese símil con la piel humana, hay que destacar su capacidad polifuncional, actuando como barrera física, permitiendo asimismo el paso de de- terminadas sustancias, protegiendo de los microorganis- mos y de las radiaciones ultravioleta, incluyendo sus propiedades auto-reparadoras. En definitiva, una máquina PLASTICOS Una última barrera en el objetivo de imitar a la piel humana, esta vez no funcional sino tecnológica: que la reparación pueda renovarse eternamente de extraordinaria perfección a la que deben aspirar, valga la comparación, los recubrimientos sobre materiales plás- ticos. Los últimos avances en esta línea, en cuya base está la nanotecnología, buscan este objetivo de imitar lo natural. Es el llamado biomimetismo. De esta manera se puede hablar de recubrimientos basados en nanodióxido de titanio, de propiedades “autocatalíticas” capaces de mantener las superficies limpias mediante un mecanismo de oxidación de toda la materia orgánica catalizada por ul- travioleta, otorgando además una perfecta protección y filtro solar. Ya se ha hablado de sistemas antimicrobianos y antifouling, planteando soluciones mucho más eficien- tes con nanopartículas metálicas, e incluso más allá con un comportamiento activo al liberar controladamente di- chos aditivos para proteger el propio exterior como ali- mentos contenidos u otros fluidos. La protección contra agresiones físicas exteriores, más allá del uso de recubrimientos con partículas de gran du- reza y resistencia, encuentra una verdadera imitación en el mundo animal en los llamados recubrimientos multica- pa o “bricks”. Esto es, recubrimientos basados en estruc- turas apiladas análogas a muros de ladrillos. Dichas capas o ladrillos constarían de partículas de alta dureza tipo sili- cas u óxidos metálicos, embebidos en un polímero cura- ble. El apilamiento, de hasta 100 o 200 capas consecutivas, recuerda estructuralmente a la coraza o ca- parazón de muchos invertebrados o moluscos. Mucho se está avanzando en sistemas auto-reparantes, a la manera de restituir superficies agrietadas, rayadas e in- cluso fracturadas. Lamentablemente estas soluciones sue- len ser de “un solo uso”. Una última barrera en el objetivo de imitar a la piel humana, esta vez no funcional sino tec- nológica: que la reparación pueda renovarse eternamente (¿Nuevos poliuretanos termopolimerizables?). I UNIVERSALES