editorial 4 Director Ibon Linacisoro Redactora Jefa Nerea Gorriti Redactor Jefe Delegación Madrid David Muñoz Equipo de Redacción Esther Güell, David Pozo, Anna León redaccion_plasticos@interempresas.net Edita nova àgora, s.l. Amadeu Vives, 20-22 08750 Molins de Rei (Barcelona) Tel.936802027-Fax936802031 Delegación Madrid Centro de Negocios Eisenhower, edificio 3, planta 2, local 4 Av. Sur del Aeropuerto de Barajas, 38 28042 Madrid - Tel. 91 329 14 31 Director General Albert Esteves Castro Director Adjunto Àngel Burniol Torner Director Técnico y de Producción Joan Sánchez Sabé Director Comercial Aleix Torné Navarro Director Ejecutivo Ángel Hernández Director de Operaciones y Proyectos Ricard Vilà Publicidad comercial@interempresas.net Administración administracion@interempresas.net Suscripciones A través de internet: www.interempresas.net/suscripciones Por correo electrónico suscripciones@interempresas.net Por teléfono 936 802 027 www.interempresas.net Tirada y difusión de la revista y además en internet auditada y controlada por: Nova Àgora es miembro de: Queda terminantemente prohibida la reproducción total o parcial de cualquier apartado de la revista. D.L. B-12.459/89 / ISSN 0303-4011 PLASTICOS UNIVERSALES ¿Semillas y envases venenosos? ¿Quién teme comer fruta por riesgo de envenenamiento? Salvo algún de- fensor excéntrico de una de esas miles de dietas que circulan de boca en boca entre el pueblo llano y el no tan llano, la mayoría de las personas co- memos fruta sin temor. Sin embargo, ¡es una temeridad! La parte carnosa de las semillas de algunas frutas muy populares, como peras, manzanas, melocotones o albaricoques, contienen un precursor del cianuro, aunque la cantidad es muy pequeña y, consumida en las raciones habituales, no causa trastornos. El cianuro es un potente veneno que "asfixia" la célula, bloquea la cadena respiratoria celular e impide que esta pueda utilizar el oxígeno, ele- mento imprescindible para su función. Bien, pues valga este ejemplo para contextualizar las afirmaciones poco científicas en torno a muchos compo- nentes químicos. Recientemente el bisfenol A (BPA) ha vuelto a ocupar el centro de la polémica que en ocasiones algunos quieren proyectar hacia los plásticos. El bisfenol A es una sustancia que se utiliza en la composición de algunos plásticos y lo más habitual es encontrarlo en las resinas epoxi utili- zadas como recubrimientos de envases metálicos y en el policarbonato. Tal y como se explica en el reportaje de este número, no se trata de un conta- minante, sino de un componente del plástico que debidamente controlado no debería dar problemas de toxicidad. Existe además un límite de migración específica y su uso está prohibido en algunas aplicaciones, como los biberones para lactantes. La Autoridad Euro- pea de Seguridad Alimentaria ha evaluado de forma muy completa esta sus- tancia en varias ocasiones y nunca se ha llegado a la conclusión de que deba modificarse la Ingesta Diaria Tolerable. Por otro lado, todo apunta a que la exposición actual al BPA por el consumo de alimentos envasados es mínima. ¿Qué nos pasa entonces? ¿Por qué existe la posibilidad de que sea prohibido tal y como se explica en el reportaje? Por un lado, lo cierto es que hay des- confianza en lo que podríamos llamar “el sistema”. Tienen cierto arraigo las teorías de la conspiración, esas que creen en una gran lobby de la industria química capaz de cualquier cosa por vender sus productos. Y ello a pesar de los múltiples mecanismos de los que se ha dotado la sociedad moderna para controlar todo producto que entre en las redes de distribución. Por otro, no cabe duda de que, por algún instinto difícil de descifrar, el ser humano se encuentra más cómodo aplicando un punto de vista negativo, en lo que a la salud se refiere, cuando se trata de valorar nuestro actual modo de vida. Nunca antes las personas habían sido tan longevas; nunca se habían contro- lado tanto los alimentos; nunca se había desarrollado hasta los actuales ni- veles la industria alimentaria. Somos muy capaces de comernos las pepitas de la manzana sin ningún temor. Y también de beber agua y comer alimen- tos envasados en plásticos. Pero tenemos la certeza de que estos últimos nos están llevando a la tumba, aunque todos los datos científicos digan lo contrario. ¿No es para mirárselo?