43 FRACKING El informe describe la dependencia energética española, más de 56.000 millones de euros/año en importaciones de hidrocarburos, que supone un lastre para el crecimiento económico del país. Una cifra que debería cambiar ante la tendencia energética global encaminada a reducir las emi- siones, diversificar las fuentes y poner en valor recursos inexplorados como el gas no convencional. En un modelo energético bajo en emisiones de CO2, el gas natural está llamado a ejercer un protagonismo tran- sitorio ya que su combustión por unidad de energía emite la mitad de CO que el carbón y un tercio menos que el De izquierda a derecha: Ángel Cámara, Catedrático de Ingeniería Química y Combustibles de la Universidad Politécnica de Madrid y Decano del Colegio de Ingenieros de Minas del Centro de España; Adolfo Rodríguez, Decano-Presidente del Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas; y Fernando Pendás, Catedrático de Hidrogeología, Geología del Petróleo y Estratigrafía de la Univer- sidad de Oviedo. (99,5%) con arena y otros fluidos (0,5%). Así, se facilita el drenaje de los hidrocarburos hacia el pozo de extracción y de allí al sistema de transporte y los puntos de consumo. En los últimos años, la tecnología ha reducido considera- blemente el uso de agua, que se recupera y reutiliza, apli- cándose probadas técnicas para aislar los acuíferos de los pozos. Los volúmenes de agua varían en función de las ca- racterísticas geológicas del yacimiento, pudiendo ser más elevados al inicio de la actividad, pero en general se estima que la cantidad de agua necesaria para la fracturación en un pozo es equivalente al riego de un campo de golf como el del Club de Campo de Madrid. Oscila entre 1.000 m3 y 2.000 m3 en cada etapa de esti- mulación, lo que hace un consumo total para un pozo entre 10.000 m3 y 30.000 m3. Comparativamente, la ener- gía generada con gas no convencional precisa una décima parte del agua necesaria para producir lo mismo partiendo del carbón y una milésima parte menos que partiendo del etanol. Los aditivos están registrados púbicamente (información disponible www.fracfocus.org) y se avanza hacia produc- tos cada vez más amigables con el medio ambiente. En Europa están autorizados por el reglamento REACH y su composición también es de acceso público, así como la identificación de sus riesgos y las precauciones a adoptar en su manejo. El informe ‘Gas no convencional, una oportunidad de fu- turo’ señala que los compuestos químicos utilizados en el fracking son de uso común en la industria alimentaria, 2 petróleo. En Estados Unidos, el gas no convencional ha permitido reducir un 9% las emisiones de CO2 desde 2007. El gas natural juega un papel trascendental como energía de base y los cálculos estiman que los recursos de gas no convencional podrían al menos triplicar las ac- tuales reservas, de manera que se elevaría la vida media de los recursos mundiales de gas de los actuales 60 años a más de 250 años. Los recursos de hidrocarburos no convencionales están mejor distribuidos geográficamente que el petróleo y el gas convencional, lo que contribuye a reducir los desequi- librios globales de los países energéticamente dependien- tes y a disminuir la tensión mundial por el control de los hidrocarburos. Entre 2000 y el 2012, Estados Unidos pasó de una produc- ción cero a diez veces el consumo anual de gas en España. Más de 200.000 pozos abiertos dinamizaron la economía creando dos millones de empleos y rebajando la factura del gas a un 20% del precio que se paga en Europa. La Agencia Internacional de la Energía se preguntaba a finales del pasado año: “¿Estamos entrando en una edad de oro del gas?” En el informe ‘Gas no convencional, una oportunidad de futuro’ del Consejo Superior de los Colegios de Ingenieros de Minas, se profundiza en la tecnología de la fracturación hidráulica y en la descripción de los riesgos que conlleva. Fracturación hidráulica o fracking: consumos de agua y utilización de aditivos Es la estimulación hidráulica para extracción de hidrocar- buros y consiste en inducir a grandes profundidades (2.000/6.000 metros) una o varias fracturas subverticales para incrementar la permeabilidad de la roca que alberga los recursos, mediante la inyección de agua a alta presión tecnología