dio, como conocer las previsiones regulatorias a tenor de lo ocurrido en Londres, de ahí que preguntásemos: “¿tiene previsto el ministerio aumentar las exigencias en la utilización de materiales para la seguri- dad contra incendios en la construcción y rehabilitación de edificios?” Nuestra inquietud tampoco mereció respuesta. La génesis de una devaluación imprudente de la seguridad En febrero de 2006 el DB-SI señalaba en relación con la propaga- ción exterior de un incendio: “La clase de reacción al fuego de los materiales que ocupen más del 10% de la superficie del acabado exterior de las fachadas o de las superficies interiores de las cáma- ras ventiladas que dichas fachadas puedan tener, será B-s3, d2...” Sin embargo, en 2011, Fomento optaba claramente por una norma menos restrictiva, es decir, dejaba de actuar a favor de la seguridad para hacerlo a favor del mercado. Ese año el ministerio elaboró un documento titulado Criterios para la limitación de la propagación vertical en fachadas [del fuego] en el que deja clara su voluntad de reducir las exigencias normativas de 2006. Destacamos estas reflexiones: • La reacción al fuego exigida a los acabados exteriores es muy res- trictiva respecto a lo establecido en otros países. • Revisión de las medidas establecidas para limitar la propagación exterior vertical por fachada a través de cámaras ventiladas en edificios altos. Y sugería las siguientes modificaciones: • Bajar el nivel de reacción al fuego exigido con carácter general. • Permitirsolucionesmenosrestrictivassieledificiocuentaconun sistema de extinción automático (rociadores). Fomento pudo haber seguido la norma sueca o finlandesa, pero no lo hizo. Incluso no sería extraño haber estudiado la norma francesa o la alemana. Así pues, la norma española, que siempre había optado por las peores clasificaciones en la producción de humos (s3, máxima opa- cidad y por tanto mayor dificultad para la evacuación de personas) y la peor clasificación en la producción de gotas (d2, producción de gotas inflamadas), ahora reduce las exigencias de combustibilidad: donde antes exigía una clase B (no causa Flashover1), ahora per- mite clase C (Flashover a los 10 minutos). Muchos profesionales estimaron positivo el cambio; pero otros, los menos, entre ellos, el jefe de bomberos de Barcelona, hablaron de los riesgos. También lo hicieron en 2014 el ITec y la Fundación Fuego2 que des- criben los riesgos de propagación de un incendio por la fachada: daños en la propia fachada, transmisión a otros edificios y a las plantas superiores e inferiores. Riesgos derivados de la relación entre los nuevos sistemas constructivos, el impulso del ahorro energético y el incremento del aislamiento térmico. Ambas entidades advertían que, “en otros lugares del mundo donde estos sistemas llevan décadas siendo instalados sí existe una preocu- pación al respecto, puesto que ya se han producido graves incendios involucrando víctimas mortales y considerables daños materiales”. 67 TRIBUNA DE OPINIÓN La continua y temeraria devaluación de la norma Ahora, la propuesta de 2018, bajo el pretexto de una ausencia de regulación pretende permitir el uso de materiales aislantes com- bustibles y acabados exteriores de clase D (Flashover antes de 10 minutos) en edificios de hasta 18 m de altura. Es decir, sólo una letra por encima de la peor clasificación posible, E. Es una devalua- ción temeraria que inevitablemente provocará trágicos sucesos. Esta actualización permitiría, en caso de aprobarse, que más del 80% de los inmuebles empleasen materiales y soluciones más combustibles y peligrosas. Este aspecto resulta especialmente relevante porque el 93% de las viviendas son susceptibles de ser rehabilitadas ya que están construidas antes de la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación (CTE), con poca o ninguna exigencia térmica. En consecuencia, la mejora térmica puede con- llevar un empeoramiento de la seguridad en la edificación. De nuevo surge la conexión entre rehabilitación y técnicas y mate- riales empleados en la misma. Solo falta una causa que provoque una chispa. La propuesta que baraja Fomento es incompresible, ya que, aunque mejora la clasificación de las gotas y la equipara a los países más exigentes (d0, materiales que no producen gotas), sin embargo, no lo hace en combustibilidad (que como se ha visto incluso empeora para la mayor parte de la edificación); ni se mejoran los humos (continúan siendo s3), sobre todo teniendo en cuenta que son res- ponsables del 75% de las muertes en caso de incendio. La propuesta de las organizaciones sociales Con estos antecedentes diversas organizaciones sociales elabora- ron un documento (octubre 2017) que hicieron llegar a responsables políticos del gobierno central, autonómicos y corporaciones munici- pales, así como a responsables de los cuerpos de bomberos. Las organizaciones expresaban las mismas preocupaciones que hoy relatamos en este artículo e incluían una serie de propuestas para tratar de recuperar el papel prioritario de la seguridad en las edificaciones. Fruto de los contactos desarrollados en el plano político es la presentación de una Proposición No de Ley para su debate en la Comisión de Fomento para mejorar las exigencias básicas sobre seguridad en la edificación3. Debate que es conveniente activar, teniendo en cuenta la próxima aprobación del DB-SI en los térmi- nos que conocemos.