los requisitos demandados. Pareja exponía algunos de los motivos, entre los que destaca la obsolescencia de naves y polígonos, los problemas de regulación normativa, la rigidez de usos, el déficit de infraestructuras y servicios, la falta de conexiones ferroviarias, o los parámetros constructivos, por nombrar algunos. En cuanto a este último, Pareja añadió que “durante años muchos municipios cambiaron normati- vas para ahuyentar a la actividad logística y apostar por desarrollar una especie de ‘Silicon Valley’ en cada uno de ellos. Ahora se encuentran con espacios vacíos y con una normativa que les impide albergar a la industria como tal”. En este sentido, Pareja se mostró a favor de elaborar un plan “muy supramunicipal” y elogió algunos pasos realiza- dos en esta dirección por parte de la Generalitat de Cata- lunya con sus Planes Directores que superan la visión local. Asimismo, Pareja retomó el apunte de su colega en cuanto a qué hacer con los polígonos viejos e insistió en la cuestión: “¿Hay que clasificar nuevos suelos o es mejorar recuperar los existentes, desarrollando una mejor política medioam- biental y evitar así construir de manera innecesaria?”. Pareja también se preguntaba hasta qué punto tiene sentido ligar los conceptos ‘derecho de propiedad’ y ‘urbanizador’, optando por introducir términos como ‘derecho de superfi- cie’, ‘alquiler a largo plazo’, etc. “Un ejemplo, de éxito, de este modelo sería la Zona Franca de Barcelona y supondría desvincular la propiedad al activo de una empresa”. Para su gestión era necesario encontrar un instrumento legal que permitiera regular las relaciones entre las partes, y fue la Comunidad Horizontal de Propietarios —explicó— que supone, la participación obligatoria en función del coefi- ciente de la propiedad y un Gestor del Centro, que vela por el cumplimiento de los objetivos y la gestión del polígono”. Consciente de ser un caso muy particular, desde Cimalsa aseguran que este sistema de gestión puede ser extrapola- ble a otros polígonos siempre que propietarios o usuarios de las naves estén de acuerdo en las necesidades que les unen. “Se trata de trasladar a la práctica el concepto ‘conservación de polígonos’ al mundo de la corresponsabi- lidad y la colaboración público-privada”. En este sentido, Isidre Gavin apuntó que los centros CIM cuentan con espa- cios empresariales con servicios de valor (vigilancia, segu- ridad, gestión de residuos, formación, atención al cliente...) al precio y modo que eligen los usuarios. Por otra parte, el modelo de Cimalsa supone aportar valor de marca a las empresas —dónde están instaladas es importante—, gestiona el riego desde la proximidad, mancomuna los precios de servicios que, unitariamente, supone un mayor coste —antiincendios, seguridad, recogida selectiva...—, permite la renovación de equipamientos, entre otros. Carles Fillat, de la Fundación Tecnocampus (izq.) e Isidre Gavin, director general de Cimalsa, fueron los encargados de exponer dos casos de éxito de colaboración público- privada. / 25 Otro punto planteado por Carles Pareja fue la aparición de clústeres que agrupan empresas por afinidades y se plan- teaba si esta concentración era espontánea o bien diseñada —“como sería el caso del 22@”—. Finalmente, abordó de nuevo la gestión de los polígonos, “un tema muy recurrente porque el ordenamiento jurídico no da ninguna respuesta adecuada”. En opinión de Pareja, las entidades de conservación han funcionado correctamente pero “son un supuesto de doble imposición: las empresas pagan el IBI que les pertoca y, a la vez, la conservación, y por ley deben tener una duración determinada”. Asimismo, Pareja apuntó que “sería deseable que los objetivos fueran más allá de la mera conservación y pudieran también ampliar los servicios en polígonos, la formación de perso- nal, la generación de energías renovables, etc.”. Por su parte, Carles Fillat, de la Fundación Tecnocampus, expuso la experiencia de la Plataforma Empresarial de los polígonos de Mataró. “Una entidad que agrupa 7 polígonos que presentaban todas las problemáticas apuntadas a lo largo de la jornada”. Bajo la marca ‘Invest in Mataró’ desarrollaron un plan cuyo objetivo en definitiva era mejorar los servicios, promover el polígono y contar con un interlo- cutor único con la administración a fin de atraer nuevas empresas y potenciar la reindustrialización. Cerró la jornada una última sesión destinada a poner sobre la mesa tres ejemplos de cooperación público-privada con resultado de éxito. El primero de ellos, de solvencia contras- tada, fue Cimalsa, que lleva más de 15 años funcionando a modo de ‘comunidad de propietarios’ tal como expuso su director general, Isidre Gavin. Cimalsa gestiona actual- mente 4 comunidades de propietarios como son CIM Vallès, CIM Lleida, CIM La Selva y CIM El Camp. “En Cimalsa enten- demos el polígono como un espacio físico en el que interac- túan administración, como ente tutor; el gestor, con vocación pública; y las empresas propietarias o instaladas. Fillat compartió con los asistentes las demandas más habi- tuales de las empresas instaladas en polígonos: limpieza viaria, recogida de residuos, servicio de vigilancia, elabora- ción de directorios de empresa, instalaciones de telecomu- Para tomar nota Reportaje