LÁSER 36 Dentro de los equipos de marcado, cabe diferenciar también, los equipos que son además capaces de vaporizar el material. Este tipo de equipos suelen ser notablemente más caros que los equipos de marcado tradicional y presentan, generalmente, pulsos de duración más corta y mayor nivel energético. Los láse- res pulsados son capaces de acumular energía en el resonador y liberar grandes cantidades de energía en periodos de tiempo muy corto y a frecuencias de varios kHz (que en ocasiones lle- gan a alcanzar los MHz). Los conocidos como láseres de pulso ultra-corto trabajan en el rango de los picosegundos (1x10-12 s) y femtosegundos (1x10-15 s), con niveles energéticos que van desde los micro-Julios (μJ) hasta los mili-Julios (mJ). En térmi- nos generales, cuanto mayor es el nivel energético y menor la duración del pulso se logra vaporizar el material de manera más eficiente, generando menor proporción de material fundido y una menor zona afectada térmicamente. En aplicaciones extre- mas, en los últimos años, se ha llegado a utilizar pulsos del orden de 5 fs [2], logrando en 2017 la generación estable de pulsos con una duración de 43 attosegundos (1x10-18 s) en el laboratorio del ETH de Zürich [3] Máquina SLM de última generación RenAM500Q de Renishaw con 4 láseres. Foto: Renishaw. Sistema de monitorización EOSTATE en SLM. Foto: EOS. Por otro lado, en aplicaciones de micro-procesado, lo más habitual, es emplear fuentes láser de menos de 1.000 W que, en función de la aplicación, pueden ser continuas o pulsadas. Las aplicaciones industriales de este tipo de láseres van desde la fabricación de pan- tallas o placas base, hasta aplicaciones de fabricación aditiva o el procesado de precisión de materiales metálicos y no metálicos. En términos de fuentes, es habitual emplear láseres de estado sólido o gaseoso, sin embargo, debido a la fuerte demanda de los dos últimos años de paneles OLED, las ventas los láseres de Excímero está cobrando un especial protagonismo. Entre 2015 y 2016, según datos de Strategies Unlimited, la facturación por venta de láseres de micro-procesado ha aumentado notablemente, pasando de los 894,8 millones a los 1.105 millones de dólares, lo que supone un crecimiento total de los láseres de microprocesado del 23,5% en un único ejercicio. Este crecimiento ha sido propiciado, por un lado, por el disparo en ventas de los láseres de Excímero, y por otro, por el aumento en la facturación del 18,3% por la venta de láseres de fibra, favorecido también por la cada vez mayor expansión que están teniendo los equipos de fabricación aditiva que habitual- mente emplean uno o varios láseres de fibra para fundir material en polvo durante la fabricación capa a capa de piezas metálicas. A pesar de representar todavía únicamente el 2% de las aplicacio- nes de procesado de materiales, la fabricación aditiva es ya una realidad en los talleres gracias a la entrada en escena de grandes protagonistas como General Electric (GE), DMG o Renishaw, que han apostado de manera fuerte por la tecnología. El crecimiento experimentado sigue en ritmos del 20% anual, y se estima que en 2017 llegue a alcanzar un volumen de ventas global entorno a los 50 mil millones de dólares. La evolución que están sufriendo los procesos de fabricación aditiva en los últimos años es destacable. Cada vez existen más sistemas que permiten un mayor control de proceso y un mejor control de calidad, aspecto que resulta fundamental en la mayo- ría de aplicaciones. Actualmente, los equipos de Selective Laser Melting o SLM más evolucionados, como los de EOS, Renishaw, SLM Solutions o GE, cuentan con un análisis de la radiación emitida en el baño fundido, procesado de la imagen de la distribución de polvo en cada capa, o sistemas basados en el control de tempe- ratura, que permiten garantizar la ausencia de problemas en las diversas capas. En caso de detectar anomalías durante el proceso, dichos sistemas, lanzan una alarma y es posible cancelar total o parcialmente la fabricación, ya que, como ocurre con la mayoría de