CHAPA René Sahli, gerente del negocio, vive con pasión su trabajo garantizar una buena cubrición de todas las piezas y se llegaba de pintor de automóviles. “Siempre me ha gustado traba- jar con automóviles clásicos”, explica. “Mi padre restauró un gran número de automóviles clásicos y fue quien me enseñó a hacerlo”. Durante los últimos siete años, Sahli ha dirigido el negocio que fundó su padre en Aesch (Suiza) en 1976. Con sus cuatro empleados, el taller René Sahli goza de una excelente repu- tación entre los propietarios de automóviles clásicos de la zona. El Targa requirió una renovación total Al propietario del Targa 911E de 1969 le recomendaron el taller en Aesch. “Había observado una pequeña zona de la carrocería que estaba dañada por el óxido y nos pidió que la reparásemos”, recuerda Sahli. El óxido suele ser habitual en vehículos tan antiguos, ya que en aquella época el sellado de cavidades o el galvanizado todavía no se conocía mucho. Pero cuando Sahli examinó el coche más detenidamente, enseguida descubrió que había más óxido. “Los umbrales de las puertas, sobre todo, estaban en bastante mal estado. Una reparación parcial en un deportivo descapotable que tenía casi medio siglo de antigüe- dad no hubiera sido la mejor solución”, comenta. Cuánto más avanzaba la revisión, más obvio resultaba que el Targa requería una restauración completa, incluyendo un repintado de todo el coche. Un trabajo perfecto para los especialistas en automóviles clásicos de René Sahli. Debido a la magnitud del óxido, Sahli adoptó una solución radical para eliminar la pintura antigua. Para llevar a cabo la restau- ración, sacó los paragolpes, las aletas y los capós delantero y trasero, y los envió a una empresa especializada de Stuttgart (Alemania). Allí, cada pieza se decapó por inmersión y se eliminó el óxido mediante un baño ácido. Luego se imprimaron utilizando un proceso catódico. “Estos procesos fueron la única manera de a cada cavidad”, explica Sahli. “Esto simplemente no se puede conseguir utilizando métodos convencionales para decapar la pintura y aplicar la imprimación. Sin embargo, este complejo procedimiento reveló que algunas de las piezas adicionales, incluyendo el capó delantero no se podían recuperar. Tuvieron que remplazarlas por piezas originales de Porsche”. Un naranja brillante original Originalmente, el Targa se pintó de color Signal Orange, un color cálido y brillante que se ve perfecto en los descapotables a la luz del sol. Porsche utilizó este naranja brillante desde nales de los años 60 en el modelo 911 y en el denominado “Porsche del pue- blo”, el modelo 914. Sahli tuvo acceso a las muestras de color originales de Porsche de la época, que pudo usar para la restauración, y también hizo uso del espectrofotómetro Genius de Standox. “Al igual que sucede hoy en día, en el pasado, en la fábrica, los trabajos de pintura tampoco eran siempre iguales. Pueden haber diferencias visibles incluso si el nombre del color es el mismo, y algunos colores cam- biaban durante el proceso de producción”, cuenta. Sahli explica otro factor importante que hubo de tener en cuenta. “En el pasado, las pinturas para automóviles utilizaban pigmentos que contenían plomo. Éstas proporcionaban una mayor cubrición pero ello implicaba más desviaciones del color en comparación con las pinturas modernas. La pigmentación también in uye en el metamerismo. Dependiendo de la fuente de luz, las secciones individuales del espectro de color se puede re ejar de forma dife- rente debido a un cambio en los pigmentos. Esto puede ocasionar una percepción distinta del color bajo diferentes fuentes de luz. Por eso es importante garantizar que el color de la reparación y el 63 Porsche utilizó el color Signal Orange desde nales de los años 60. INDUSTRIA AUTOMOCIÓN