Termitas: el silencioso cáncer para los edificios de madera 6 PROTECCIÓN Las termitas, con su apenas centímetro de largo, poseen la increíble capacidad de derribar edificios y destruir construcciones pertenecientes a Patrimonio Histórico de incalculable valor. Su proceso destructivo, además, es apenas perceptible y cuando sus efectos se dejan ver, en la mayoría de los casos es ya demasiado tarde. Y es que las termitas constituyen en muchas ocasiones el silencioso cáncer de los edificios de madera. Sobre cómo minimizar sus efectos, cómo abordar su control y cómo prevenir su aparición debaten más de una veintena de expertos en el Congreso Expocida Madera 2019, organizado por Anecpla en Bilbao. “La madera es un material tremendamente valioso como elemento de construcción. Se ha empleado desde tiem- pos inmemoriales y sería un error dejar de hacerlo”, sentenció el doctor en Arquitectura Enrique Nuere. “Lo que resulta fundamental es realizar un adecuado mantenimiento”. Por ese motivo, desde la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) reclaman que la Inspección Técnica de Edificios (ITE), obligatoria cada década para edificios que superen los 30 años de antigüedad, establezca los medios necesarios para determinar si hay presencia de organismos xilófagos. Una medida que, a juicio de esta asociación, minimizaría los inmensos daños causados por este pequeño insecto, y que, además de las molestias causadas, económicamente superan cada año los millones de euros. “Tenemos la obligación de conservar para el futuro”, afirmó con vehemencia en su intervención en Expocida Madera 2019 Zuriñe Antoñana, jefa del Servicio de Patrimonio Cultural de la Diputación Foral de Bizkaia. E importante objetivo de este propósito son en la actualidad los cascos históricos de las ciudades que, a falta de datos oficiales, se estima que en torno al 80% de los cuales en nuestro país se encuentra, en mayor o menor medida, afectado por termitas. Si bien esta plaga tiene una presencia predominante en el País Vasco y toda la Cornisa Cantábrica en general, debido fundamentalmente a unas condiciones climatológicas que le son propicias y el gran uso de la madera que se realiza en la zona —sin ir más lejos, el pasado año, por ejemplo, varias familias fueron desalojadas de sus viviendas en el barrio de Betolaza en Bilbao, por peligro de derrumbe debido a las termitas—, ninguna zona del territorio español escapa a su capa- cidad destructiva.