338 Ser o no ser, esa es la cuestión ¿Cómo podemos tomar buenas decisiones? ¿Quién no se ha hecho esta pregunta? Más aún cuando decisiones con resultados más que cuestionables no son infre- cuentes en nuestro entorno. Sin duda un factor esencial es el temor a las consecuencias de una decisión no acertada y una manera infalible de no equivocarse es no decidir. Sin embargo, tenemos que asumir que es imposible que todas las decisiones que tomemos sean acertadas. El miedo a deci- dir también puede derivar del deseo de mantener una ilusión: si me declaro y me dicen no, mi ilusión se destruirá. Nuestras decisiones no deben ser precipitadas y su fundamento tiene que ser razo- nable. Ahora bien, 'no mareemos la perdiz', no tengamos miedo a decidir, no deleguemos en otros decisiones que debemos tomar nosotros y, una vez tomada una decisión, no miremos atrás. Se puede hacer una lista detallada de pros y contras, usar mapas mentales o cualquier otra técnica de análisis de problemas y está muy bien. Sin embargo, recuerdo la forma adecuada de hacer un batido de vainilla: se necesita una cantidad determinada de helado, otra de leche y batir un tiempo prefijado. Tan malo es batir menos tiempo como batir de más. Si dedicamos un tiempo excesivo a des- menuzar un problema consumiremos mucha energía, las ramas pueden hacernos perder de vista el bosque y correremos el riesgo de acostumbrarnos a algo que de entrada nos pareció negativo y a dejarlo correr. Decisiones que impliquen cambios muy potentes en nuestra vida profesional o personal deben tomarse con gran convencimiento. Gran convencimiento no es equivalente a mucho tiempo de reflexión. Esquiando se dice que el tiempo que te quedas pensando si bajas o no ante una pala complicada es directamente propor- cional a ‘la galleta’ que vas a darte cuando la bajes. Dicho de otro modo, si algo es importante y después de un tiempo de reflexión razonable, tienes aún muchas dudas, no lo hagas. Ser o no ser, esa es la cuestión, es la primera línea de un soliloquio de la obra de William Shakespeare 'Hamlet, Príncipe de Dinamarca'. Considerada y usada como síntesis de los procesos mentales de indecisión y duda, es una de las citas más famosas de la literatura universal. En párrafos anteriores he indicado que tan negativo es pensar poco sobre una decisión como darle muchas vueltas y he mencio- nado el concepto de 'tiempo de reflexión razonable'. Sin duda este tiempo variará según la decisión que debamos tomar y no conozco otra técnica más adecuada para su estimación que la que nos dicte nuestro propio sentido común. Escuchemos a nuestro instinto. Las cosas son como son y no cómo las queremos ver. Nuestro instinto está más libre de condicionan- tes que la razón. Por ejemplo, si se va a acometer una inversión estando cortos de financiación, podemos llegar a autoconvencer- nos de que una solución es la mejor simplemente porque es la más barata, e incluso creernos que estamos comprando duros a peseta. TRIBUNA DE OPINIÓN Roberto Hernando, Ingeniero Industrial y Master en Microelectrónica