La luz roja de la cabina, sobre el símbolo de ‘pruebas radioactivas’, se enciende de nuevo, lo que revela que se está llevado a cabo un nuevo test. Un millón de tacs para una llanta Un hombre vestido con bata blanca examina un tac: "No hay ninguna fisura, está perfecto”, comenta. No estamos en un hospital, ni tampoco analizando la placa de un tórax o de un hueso roto; nos encontramos en el departamento de calidad de Seat, donde se utilizan técnicas científicas para verificar el estado de los materiales. Cada año se realizan un millón de tacs y radiografías. Se trata de alta tecnología que permite “alargar la vida de las piezas y garantizar la calidad de los materiales”, comenta David Patiño, ingeniero de materiales, mientras coge una llanta y la coloca dentro de la cabina. Como si de una prueba médica se tratara, en menos de un minuto Patiño tiene el resultado: el material es compacto y eso garantiza su durabilidad. “Poca gente es consciente, pero un poro de menos de medio milímetro podría generar una abolla- dura en esta llanta si chocáramos contra un bordillo. Aquí nos aseguramos que eso no suceda”, añade. 74