50 MECANIZADO “Somos flexibles”, afirma Schmidt, “no solo en cuestión de personal, sino también con las máquinas de Haas, que ofrecen unos tiempos de amarre cortos. Además, nues- tras mesas de cuatro ejes permiten reducir el número de operaciones para cada pieza y acortan los tiempos de ciclo. Todos nuestros trabajadores están familiarizados con el control de Haas, así que pueden ir cambiándose de máquina”. El tamaño de los lotes en TGS Precisión va desde una o dos piezas sueltas hasta varios miles de unidades. Los utillajes desempeñan un papel fundamental a la hora de procesar tiradas grandes, ya que alojan entre ocho y cua- renta y dos piezas a la vez. Simplemente el hecho de tener dos tornillos de banco amarrados uno junto al otro permite a la empresa realizar primeras y segundas ope- raciones de mecanizado al mismo tiempo. “¡Las máquinas de Haas hacen de todo! Y mantienen la tolerancia día tras día. Si las tratas bien y no las estropeas, duran toda la vida, algo increíble si tenemos en cuenta su precio. Lo que pagamos por un centro de mecanizado de Haas es la mitad de lo que otros pagan por determinados modelos japoneses, y éste ha sido un factor que ha con- tribuido a nuestro rápido crecimiento”. Durante mi visita, todas las máquinas de Haas están a pleno rendimiento. Uno de los centros de mecanizado vertical VF-2 está realizando una tirada de cuatro mil pie- zas para una aplicación del sector médico. Estará diez días en marcha produciendo piezas idénticas. Otros de los componentes que están mecanizando son placas base de cajas de engranajes y colectores de cilindros hi- dráulicos para el sector de la navegación deportiva. “El trabajo aquí es ilimitado”, declara Schmidt. “Hemos hecho algunas piezas para un cliente del sector del auto- Operario de la fábrica TGS. móvil, aunque en el extranjero se lo podían haber hecho mucho más barato. El problema es que el plazo de entre- ga es de seis o siete semanas y si la pieza está mal tiene que arreglarse. Nosotros se la hacemos en un fin de se- mana y sin errores”. En Tennessee hay una presencia importante de la indus- tria del automóvil. Volkswagen, por ejemplo, tiene una fá- brica cerca, en Chattanooga. Por pura coincidencia, el tío de Bryan Schmidt fue vicepresidente durante muchos años en VW, en Alemania. “Quiero que llegue el momento en que la plantilla esté lo suficientemente formada para hacer mi trabajo y yo no tenga que estar aquí”, concluye. “Así podré dedicarme a viajar y buscar más clientes. Creo que lo único que nos falta para conseguir contratos con empresas como VW, por ejemplo, es poner el primer pie dentro. Disponemos de la tecnología, tenemos la capacidad y no nos asusta el trabajo duro. Lo único que necesitamos es que nos co- nozcan”. I Trabajador de la fábrica TGS junto al camión con el que transportan los materiales. panorama