49 MECANIZADO sus familiares. Tan solo veinticuatro meses después, su empresa tiene veintiún empleados, un abundante número de pedidos y doce máquinas herramienta CNC de Haas. “Tenemos ocho centros de mecanizado vertical VF-2 de Haas, un VF-4 y un VF-3YT”, cuenta. “También tenemos centros de torneado ST-10 y ST-20. Las máquinas de Haas son la base de la empresa y tienen un papel muy importante en el trabajo que hacemos tanto para el sector de la navegación deportiva como para otros, como algu- nas marcas muy conocidas de la industria alimentaria”. TGS también ha diversificado su actividad hacia sectores como el automovilístico o el médico, lo que significa que las máquinas de Haas cortan metales que van desde el aluminio y el acero al carbono 1045, hasta aleaciones duras como el Hascor, el Inconel o el acero para herra- mientas P20. Quienes visiten el taller notarán el compañerismo y el sentimiento de destino compartido que muchas empre- sas persiguen y a menudo no consiguen implantar. El her- mano de Bryan también trabaja en la empresa y su madre siempre está cerca para darles ánimos. “Somos un grupo de gente fantástico”, dice Bryan. “Tra- maneras habituales que tiene la plantilla de relajarse junta fuera de las paredes de la empresa. La comida suele con- sistir en una gran bandeja de carne de venado ahumada que comparten entre todos. “Con nuestra determinación, el trabajo en equipo y las máquinas de Haas, podemos sacar el trabajo con rapidez, y eso nos da una ventaja competitiva”, dice Bryan. “La gente quiere las piezas para ayer y las quiere bien a la pri- mera. Todas las piezas se repasan tanto desde el punto de vista de la precisión como de la estética. Si te equivo- cas, no tienes una segunda oportunidad, pero llevo dos años en este negocio y puedo decir con orgullo que nunca nos han rechazado ninguna pieza.” Schmidt explica que, debido a la delicada situación eco- nómica internacional, cada vez reciben más encargos “de última hora”, con clientes nerviosos que esperan hasta el último minuto para formalizar sus pedidos, con lo que las fechas de entrega son muy justas. Máquina en funcionamiento de la fábrica TGS. bajamos de cinco de la mañana a dos de la madru- gada en dos turnos. Yo estoy aquí la mayor parte de ese tiempo, desde las siete y media de la mañana hasta la hora de cerrar, seis días a la semana. Las primeras siete u ocho horas las paso en el despacho. Luego voy al taller para hacer un turno y supervisar tres o cua- tro máquinas Haas.” Más de uno se estremecerá con estos horarios, pero la juven- tud puede con todo. Con un equipo joven y entu- siasta que trabaja una media de sesenta o hasta setenta horas se- manales, la ética de trabajo de TGS está a la vista de todos sus clientes. Los empleados de TGS trabajan muy duro, sí, pero Schmidt se asegura de compensárselo. Los días libres para salir de caza, por ejemplo, es una de las panorama