tecnología 66 TRATAMIENTO DE SUPERFICIES Preguntas más frecuentes ¿En qué materiales se puede emplear? En cualquier material metálico, acero, hierro fundido, chapa de aluminio, aluminio fundido, acero galvanizado, Etc. En todos ellos no sólo se obtiene un buen desengrase si no que con el aporte del recubrimiento de resina, se potencia la calidad de adherencia de la pintura sobre los materiales tratados. ¿Sirve la cuba de fase vapor que ya tiene la empresa? Sí, se puede emplear la misma cuba, realizando una serie de modificaciones a la misma, como instalar un sistema de filtración y agitación y montar el sistema de aspiración. ¿Requiere de mucha inversión montar el sistema? En toda modificación es imprescindible el estudio de la in- versión del proceso. Y, en este caso, depende mucho del volumen necesario en la cuba. Pero se puede decir que por menos de 30.000 euros se puede tener una instalación con procesos de plaforización que solucionen los pro- blemas de los disolventes clorados y, a la vez, suponga una mejora de calidad en el proceso. Hay que tener en cuenta que al montar este proceso se obtiene una calidad de acabado similar a los túneles de tratamiento super- ficial de tres etapas pero en una única etapa y en frío. ¿Puede servir este proceso para cualquier producción? En general sí, es un proceso que se emplea práctica- mente todos los sectores de la industria. Fabricantes de señalización, imagen corporativa, vehículos industriales, maquinaria industrial, maquinaria agrícola, material deportivo, mobiliario metálico, mobiliario industrial, fabricación de elementos eléctricos, ventanas, cerrajería, valvulería, etc. son sectores a los que el sistema puede solucionar el problema del tratamiento. ¿Con este sistema se solucionan los problemas de emisión y contaminación? Definitivamente sí, como marca el real decreto 117/2003 en su artículo 5 punto 1, párrafo B, el cual limita el consumo de productos marca- dos con R-40, es decir productos cancerígenos, mutágenos y tóxicos que son el caso de los disolventes clorados, a un máximo de una tonelada al año, mientras que con los disolventes empleados en la plaforización, según marca el anexo II A de la mencionada ley los límites de uso están comprendidos entre los 2 y 10 toneladas/año, lo que hace casi imposible poder llegar o aproximarse a los umbrales de riesgo. ¿Es un sistema nocivo para los trabajadores? Como todo producto químico, base disolvente, se deben marcar una serie de precauciones. Pero con un sistema de plaforización se pasa de un ‘proceso tóxico’ —con implicacio- nes muy graves para la salud— a un ‘proceso nocivo’ —que pese a que la ley marca una serie de prevenciones, no es comparable con los procesos fase vapor, eliminando los riesgos graves para la salud y transformándolos, en un proceso que, utilizando adecuadamente las instalaciones se consideraran prácticamente inocuas. se y fosfatado. Tras ese minuto, las piezas deberán estar unos dos o tres minutos escurriendo sobre la propia cuba para poder recoger totalmente el producto sobrante. Pos- teriormente, se procede al secado a temperatura ambien- te de las piezas tratadas, que oscila entre los 5 y los 10 minutos, según la temperatura ambiente. Con este proceso se obtiene una pieza desengrasada, tra- tada con una fosfatación amorfa y una película de resina polimérica, de bajo espesor que, entre sus propiedades, se encuentra la de ser un protector temporal a la corro- sión así como un potenciador de las propiedades físico- químicas de los recubrimiento de pintura. Tras ello, estaremos en disposición de poder aplicar cualquier tipo de pintura sobre las piezas. Conclusiones La plaforización es un sistema que, dentro de las posibles inversiones a realizar para sustituir los sistemas de vapor, es uno de los más económicos y fiables posibles. Se trata de un proceso con un costo de explotación bajo. Además, permite evitar también los costosos y molestos trámites de gestiones de residuos. Al ser un proceso con la misma filosofía de trabajo que una cuba de vapor nos permite transformar la cuba exis- tente, reduciendo los costos de transformación y proce- so, a la vez que los métodos de trabajo no sufren cambios drásticos. El proceso de plaforización no es una tecnología milagro- sa, ni mucho menos, pero sí es una alternativa seria y efi- caz a los proceso de desengrase por fase de vapor, aportando una solución asumible para cualquier industria y unos costes de explotación inferiores a los empleados con sistemas de fase de vapor. Así pues, podemos afir- mar que es la solución para muchos de los problemas de desengrase y fosfatación en multitud de industrias. I