Marcos Basante. Presidente de ASTIC. Por lo que se refiere a Alemania, país pionero en el cobro por uso de infraestructuras, ahora se ha sumado a la idea de imponer tasas sólo a los extranjeros. Recientemente el ministro de transportes alemán, Alexander Dobrindt, ha presentado un plan en el que los vehículos extranjeros deberán pagar un peaje al circular por las autopistas alemanas. En un principio, se piensa en vehículos privados y autocares, pero ya es una clara señal de alerta. Mediante este plan, que entrará en vigor el 1 de enero de 2016, el Gobierno alemán pretende recaudar unos 625 M€. La cuantía para cada vehículo estará deter- minada por el tamaño y potencia de su motor, la modernidad del vehículo en cuestión y su nivel de contaminación. Para organizar su pago, se emitirán diferentes tarjetas que costarán entre 10 y 20 euros. Estas tarjetas podrán comprarse en la red de gasolineras y a través de internet y, solo por este concepto, el ministerio alemán calcula que conseguirá 2,5 M€ por legislatura. Con el impuesto de hidrocarburos se paga suficiente Lo apuntado anteriormente son sólo algunos ejemplos de tasas que afectan especialmente al transporte español y que parecen una tendencia en Europa, ya que son cada vez más lo países que se apuntan. Así, lo que han iniciado los grandes países está llegando a los más pequeños. Ese es el caso de Letonia que acaba de implantar un impuesto para todo aquel camión que desee circular por sus carreteras. El problema es que de seguir así, con la ampliación de los impuestos que deben abonar los transportistas, se incrementará el número de empresas que desaparecerán, que sólo en Espa- ña y desde el 2007 asciende a 28.000, porque el sector está al límite de lo que puede abonar. Y es que los nuevos impuestos se unen a los que ya existen. Sólo en España el sector paga más de 10.000 M€ al año. Un nuevo aumento de la carga impositiva que ya soporta el transporte por carretera cons- tituiría un ataque directo al sector, ya que como se ha demostrado, paga más impuestos de lo que debería. Según un estudio de la Fundación Francisco Corell, está demostrado que sólo con el pago del impuesto de hidrocarburos se obtiene el doble de lo necesario para financiar y mantener el uso de las infraestructuras. Por lo tanto, sólo se puede entender que las nuevas tasas, que pretenden aplicar países como Francia o Alemania, son una manera de recaudar fondos perjudicando al transportista por carretera, ya que otros modos de transporte no son gravados de la misma manera por realizar su actividad. Además, este tipo de tasas discriminato- rias ponen de manifiesto la falta de unión entre los países miembros de la UE y la inexistencia de una política normativa común, puntualiza el informe presentado por ASTIC. Para la Asociación es igualmente, muy preo- cupante el hecho de que los intereses particula- res de ciertos países se están imponiendo a los generales y derivados de las necesidades de la industria europea, creemos que esto es un ataque directo a la Unión Económica a la que se debería poner fin, asegura la Asociación. Un futuro complicado A esto hay que añadir que con este tipo de tasas lo que se está produciendo es un deterioro de las comunicaciones por carretera, lo que puede suponer una pérdida de empleos en la Unión, afectando así a uno de los problemas sociales más acuciantes en Europa. Un cálculo aproxi- mado de lo que podrían suponer las diferentes tasas que se quieren implantar en los diferentes países europeos, se obtiene que, de media, un transportista que deba cruzar Europa soportará en conceptos de estas tasas adicionales, además de los impuestos sobre hidrocarburos, peajes de autopistas en concesión a explotación privada, un incremento del 6% de sus costes de funcio- namiento. Otra posibilidad a tener en cuenta es que el precio del transporte se dispare, lo que provoca- ría que las mercancías transportadas por carre- tera -recordemos que son más del 80%- sufrirían un incremento en el precio, lo que supondría un duro golpe al consumo y, por tanto, a la competi- tividad de la economía europea. En definitiva, un “futuro complicado” para el conjunto del sector del transporte de mercancías por carretera y que según afirma ASTIC, la reali- dad que no queremos que se favorezca un modo de transporte sobre el otro, sino que se trate a todos los medios igual, algo que no está sucediendo. La rea- lidad es que las instituciones europeas y españolas continúan insistiendo en invertir recursos y dinero en modos de transporte menos eficaces o en pro- gramas que buscan alejar las cargas de la carretera, siendo en la mayoría de los casos un fracaso. Edi Cobas 9 manutencion & almacenaje 500 Actualidad