A modo de conclusión 1. A lo hecho, pecho”, dejémonos de lloriqueos y concentrémonos en construir el futuro. Agua pasada no mueve molino. 2. Vienen grandes cambios en el mundo, hay que ser creativos, imaginativos, innovar, ser razonablemente optimistas y pensar en grande. Decía Aristóteles: “No serán las leyes las que acaben con la esclavitud, sino las máquinas que hagan que los esclavos ya no sean necesarios”. 3. Apostar por la calidad y excelencia, y administrar nuestros recursos, que siempre son limitados, poniéndolos allí donde den más rendimiento. 4. Necesitamos más científicos, más innovadores, que son quienes de verdad contribuyen al avance de la sociedad. 5. Hemos de mejorar la calidad de la educación y que las administraciones públicas fomenten y no frenen. “Pido a los políticos que nos ayuden a sensibilizar a la sociedad de la importancia de lo importante” Piensa además que falta el conocimiento interno de que la innovación tiene una enorme trascendencia en nuestro día a día, en cantidad y calidad, pues está destinada a solventar los grandes retos que tiene la humanidad. Innovar ha de estar en el ADN de las empresas, como lo está en Siemens, ha explicado Belil. Mejorar la Universidad: libertad para probar Otro reto es el sistema edu- cativo. Según Belil, de las 200 primeras universidades en el mundo, tenemos a la UB en la posición 142 y a la UPF en la 152. Y se acabó. No hay más. Y sin embargo, capacidad hay, porque tenemos escuelas de negocio entre las prime- ras mundiales, como IESE o ESADE. ¿Por qué no tenemos una universidad mejor? se pregunta. Si somos la décima o undéci- ma potencia mundial, necesita- mos una universidad a su altu- ra. No podemos permitirnos un sistema educativo débil. Porque el mayor activo que tenemos son las personas, ellas son las únicas que marcan la diferen- cia. La tecnología, los sistemas, todo se puede comprar y copiar, excepto las personas y su talen- to, afirma Belil. Y da una serie de consejos para las empresas: hemos de gestionar los equipos con com- promiso, honestidad, esfuerzo y compasión. Estimular la ilusión de nuestros empleados. Convencerles por la razón, sí, pero moverlos también por el corazón y que disfruten traba- jando. Fomentar la curiosidad y dar a todo el mundo la oportu- nidad de equivocarse. Es parte del proceso de aprendizaje, te caes, te levantas y sigues cami- nando y cada vez mejor. Demos libertad para probar. lo que tenemos que hacer es ac- tuar sobre todas las palancas de la competitividad y una de las más importantes es sin duda la innovación, afirmó Belil. Por otra parte, Belil también reconoce lo que denomina nuestras fortalezas y dentro de ellas subraya que hace veinte años éramos el país número 20 en cuanto a producción científica y ahora estamos en el número 9. De igual forma, el personal dedicado a I+D+i se ha triplicado desde los ochenta. La crisis no es excusa para no hacer Sin embargo ese esfuerzo en I+D+i de los últimos años, para Belil no es suficiente, pues en España se gasta más en lotería que en I+D+i y eso es no tener claras las priorida- des. Hemos de ser mucho más ambiciosos en este terreno porque tenemos el talento y de- bemos aspirar a la “Champions League. Pero ¿cómo innovar? Para Belil es necesario fo- mentar una economía basada en una reindustrialización pero esta vez, de alto valor añadido, y construida sobre el conocimien- to. Para ello, necesitamos un sistema de ciencia e innovación muy fuerte que nos garantice la transferencia de conocimiento y la crisis no ha de ser excusa para “no hacer” sino precisa- mente para “hacer mucho más”. Cuando sopla la tramontana es cuando la calidad del capitán se pone a prueba. Para Belil, a la investigación y la innovación en España le faltan velocidad, foco y masa crítica; su marco es ineficiente, burocrático e inflexible y tiene perspectiva demasiado local. Además, aún existe mucho miedo al fracaso, hemos de ser más tolerantes al riesgo, fomentar la creatividad y la competencia desde párvulos. Y necesitamos una función pública que acompañe y no que frene, afirma Belil. Innovar se puede hacer de dos maneras: bien pensando cómo podemos desarrollar lo que tenemos ya hoy en día, o bien partir de cero e imaginar nuevas necesidades, nuevas maneras de hacerles frente, nuevos negocios. No podemos predecir el futuro, pero sí inventarlo, afirma Belil. Y esto no lo podemos hacer solos, el futuro pasa por la colaboración y las alianzas. Si quieres ir rápido, ve solo, pero si quieres llegar lejos, ve en equipo reza un proverbio africano. Para Francisco Belil, Hay veces que es necesario hacer ejercicios dolorosos como a la hora de decidir discontinuar un proyecto en el que ayer creíamos pero hoy ya no, y en el que se han invertido, montones de horas, de dinero y de corazón de la gente que lo ha desarrollado. Pero cuando toca cortar, hay que hacerlo sin sentimentalismos ni localismos. m&a 29 manutencion & almacenaje 476 Jornadas