Si pensamos en las consecuencias que puede tener este efecto inhibidor del TCA sobre el disfrute hedónico del vino, la primera pregunta que surge es evidente: ¿a qué concentración lleva a cabo el TCA ese tipo de efecto? Hay una serie de problemas metodo- lógicos, e incluso de evidentes contradicciones, en el trabajo del grupo japonés, que di cultan enormemente la respuesta a esta pregunta. Takeuchi y cols. (2013) llegan a la conclusión de que este efecto del TCA se puede ejercer a concentraciones tan bajas como 1 attomolar (10-18M), si bien utilizando otro método de aplicación del TCA no observan respuestas inhibidoras signi cativas sobre las corrientes eléctricas mediadas por los CNG en ese rango tan bajo de concentraciones. Que una sustancia tenga efectos bio- lógicos a la concentración de 1 aM se acerca peligrosamente al territorio de lo absurdo, si no está ya de lleno dentro de él. Ninguna otra sustancia tiene efecto de ningún tipo a esas concentracio- nes, y tendríamos que multiplicarlas al menos por un millón para acercarnos a aquellas a las que actúan los más potentes agentes biológicos conocidos. En cualquier caso, el artículo de Takeuchi y cols. pone de mani esto que, sin ninguna duda, las acciones inhi- bidoras del TCA sobre los CNG se ejercen de manera signi cativa a concentraciones bastante inferiores a los límites de detección de esta sustancia, no solo en la población general (alrededor de 4x10-11M), sino también en los expertos entrenados (alrededor de 1,5x10-11M). Además, el efecto del TCA es dependiente de su concentración, logrando inhibiciones muy marcadas de la activi- dad de los CNG a concentraciones elevadas (Figura 7). Esto puede explicar, al menos de forma parcial, por qué los vinos contaminados con anisoles, aparte de parecer tremendamente neutros en cuanto a aromas, no huelen más que a humedad o a moho, desapareciendo por completo cualquier otro aroma positivo, como los recuerdos a fruta o a madera tostada. Además, esto implica que el TCA, a concentraciones a las que su presencia no resulta detectable por el olfato humano, es capaz ya de inhibir la sensibilidad olfatoria a otras sustancias diferentes y, por lo tanto, no es difícil imaginar las consecuencias que esto puede tener a la hora del consumo hedó- nico de un vino contaminado con pequeñas concentraciones de TCA. Existen ya referencias bibliográ cas y testimonios en las que se describe este efecto negativo de bajas concentraciones de ani- soles en vinos, en los que gran parte de sus aromas característicos parecen haber desaparecido. Sorprendentemente, el TCA ejerció un efecto supresor mucho más potente sobre los canales CNG (100-1.000 veces más) que otros agentes que funcionan como enmascarantes olfativos muy conocidos y ampliamente utilizados en perfumería, como el cis- diltazem, que actúa como bloqueante, y el geraniol, un potente agente enmascarante usualmente utilizado en perfumes. Esto puede explicar el aroma potente y embriagador que desprenden algunos vinos de la variedad Moscatel, ricos en geraniol. Takeuchi y cols. también investigaron los mecanismos de la acción del TCA sobre los CNG y, a la vista de su carácter lipofílico (cuanti cado por su coe ciente de reparto en octanol/ agua a pH 7,4) y a que la cinética de su efecto inhibidor no se ajusta a una ecuación de Michaelis-Menten, sino a una regresión logarítmica, sugieren que el efecto sobre los CNG estaría mediado por la inclusión del TCA en la bicapa lipídica de las membranas plasmáticas de las células receptoras, desde donde, de alguna forma, alteraría la conductan- cia y/o el mecanismo de compuerta de los CNG. Figura 2. Esquema de la localiza- ción y ultra estructura del epitelio olfatorio en humanos. 65 ANÁLISIS DE ALIMENTOS Figura 3. Esquema del proceso de transducción sensorial en receptores olfatorios.