PASADO Y PRESENTE Cuerpo de bomberos de Londres, principios del siglo XX. Pasado: la compleja hazaña de apagar un fuego Al hombre de la prehistoria los fenómenos meteorológicos le mostraron el fuego; mientras que la lluvia le dio pistas sobre cómo apagarlo. Tras milenios, el agua sigue siendo el principal medio para extinguir incendios, pese a los innumerables esfuerzos que ha hecho el hombre para encontrarle un sustituto. El origen de las primeras compañías de bomberos hay que buscarlo en el siglo XVIII y en los estamentos militares, con la creación de las unidades de tropa de zapadores-bomberos. Sin embargo, en la esplendorosa Roma imperial —un siglo después Cristo y tras la aventura pirómana de Nerón— la metrópoli contaba con 10.000 efectivos apaga fuegos reclutados entre los esclavos liberados y los ciudadanos. En Londres, las compañías de seguros disponían de sus propios servicios para extinguir el fuego, siempre y cuando la propiedad fuera de uno de sus afiliados. En la ciudad de Madrid se difundió un modus operandi que se imponía en caso de incendio. Se dirigía a aguaciles, porteros, responsables de cuarteles... Se obligaba también a disponer de cubas llenas de agua a taberneros, carpinteros, propietarios de almacenes, herreros y a todo comerciante con establecimiento en la calle. Bombero con máscara de gas (años 40-50). Con la industrialización y el crecimiento de las ciudades, la socie- dad burguesa instauró mecanismos de seguridad. La creación de las primeras compañías de bomberos fue paralela a la implanta- ción de otros cuerpos, específicamente urbanos, para la vigilancia y la protección de las propiedades, tales como vigilantes noctur- nos o serenos y las guardias urbanas. Tras la Guerra Civil española (1936-1939) sobrevinieron tiempos de gran precariedad. Esta situación redujo los presupuestos para los parques de bomberos, que subsistieron con material obsoleto y con inflamables uniformes de pana. 31