76Uniformes del mundo Un debate muy propio del mundo occidental y su contrapartida Centros educativos, sea por exigencia del Ministerio de Educación o por decisión propia, abogan por el uso de uniformes alegando criterios económicos o sociales, al señalar que reducen la exi- gencia en los niños de tener disponible una mayor variedad de prendas de vestir y de prestarse a competencias por mostrar la ropa de marca en detrimento de los que tienen menos posibles. Sin embargo, los uniformes escolares tienen también sus detractores. Sostienen que, desde el punto de vista psicológico expresa la expectativa por parte de la institución de que el niño re- nuncie a su individualidad. Dorothy Behling de la Universidad Bowling Green hizo una investigación mostrando fotografías de personas con prendas diversas ocultando las caras. Concluyó que tanto profesores como alumnos creían que los estudiantes uniformados tenían mejores logros y se portaban mejor que quienes no usaban uniformes,The halo effect of school uniforms, se trataba pues de una conse- cuencia de la percepción. Mientras, muchos niños andan locos por los uniformes Para los niños de los países pobres conseguir un uniforme es un logro y un orgullo, ya que su guardarropa está vacío. Misioneros, ONGs, instituciones solidarias, se afanan por vestir de una manera sencilla y limpia a los pequeños que llenaran a rebosar sus aulas o chamizos. Un pantalón corto y una camiseta de un solo color suele ser la manera más econó- mica de resolver el problema para estas organizaciones que trabajan en los cinco continentes y en los campos de refugiados. Pero esta iniciativa fracasa en las zonas donde el Islam se impone drásticamente. JOBWEAR 76 1o Trimestre 2016