17 La máxima diferencia entre las pioneras de la enfermería y las actuales profesionales de la sanidad es la ropa interior. Corsés, enaguas, corpiños y pololos se han desvanecido de la indumentaria. Hoy las prendas interiores son sólo dos, y pequeñas, que se cubren con uniformes favorecedores. Desde los más sencillos hasta los que despuntan por su elegancia. Las telas tienen su protagonismo y se seleccionan por su ligereza, suavidad al tacto y fácil mantenimiento, a las que se suman los textiles técnicos con gran variedad de prestaciones. La imagen de la enfermera que proporciona cuidados y atiende a las demandas siempre ha estado envuelta con un aura de bondad, con los actuales uniformes se le suman eficiencia y atractivo. Dicho esto, en los últimos quince años se ha experimentado un cambio radical en las propuestas de los fabricantes de uniformes sanitarios. Cada vez más convencidos de que el diseño es el valor añadido, crean infinidad de modelos favorecedores y, como no puede ser de otra manera, prácticos, confortables y versátiles, ya que están destinados a la realización de arduas tareas. Centros de salud, clínicas, instituciones, consultorios, geriátricos, han adoptado una uniformidad actual, pero queda mucho camino por recorrer. La funcionalidad es imprescindible pero no suficiente. Las profesionales de la enfermería quieren sentirse a gusto con lo que llevan puesto, y se ha demostrado que, de ser así, se sienten más comprometidas con el puesto de trabajo. Enfermeras del siglo XXI Del uniforme abigarrado a la libertad de movimiento JOBWEAR 76 1o Trimestre 2016