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30 GESTIÓN capaces de representar la variabilidad espacial. Estas herramientas permiten la realización de escenarios pudiendo, por ejemplo, estimar el impacto de una medida de reducción de la contaminación atmosférica. También permiten estudiar por separado cada sector contaminante, ayudando así a priorizar las medidas de mejora de la calidad del aire. Existen distintos modelos, con distintos niveles de complejidad o distintas aplicaciones. En este sentido, es importante una correcta valoración del modelo a utilizar, dependiendo del interés y alcance del estudio. Los modelos de alta resolución tienden a tener un mayor coste computacional, es decir, requieren de máquinas más potentes y limitan el tamaño de la zona de estudio. Esto obliga a llegar a un compromiso entre resolución, área de estudio y poder computacional disponible. Actualmente, el modelo más recomendado por la Unión Europea es CHIMERE. Se trata de un modelo multiescala de química-transporte diseñado para producir análisis precisos de episodios de contaminación, previsiones diarias de contaminantes y simulaciones a largo plazo (estaciones o años enteros) para escenarios de control de emisiones, permitiendo entender la dispersión de la contaminación en una escala urbana. CALIDAD DEL AIRE EN INTERIOR: LA NUEVA PREOCUPACIÓN Como ha quedado indicado antes, la calidad del aire en interiores puede llegar a ser de dos a cinco veces peor que la calidad del aire exterior. Se produce la paradoja de que cuanto más caluroso y contaminado está el aire en el exterior, más tiempo nos refugiamos en el interior de viviendas y edificios haciendo que estos sean más nocivos. Los contaminantes del aire interior son variados, pero suelen destacarse los contaminantes químicos, los compuestos orgánicos volátiles (COV) y el dióxido y monóxido de carbono (CO2). También se tiene en cuenta si existe una alta carga de partículas biológicas (hongos, bacterias, esporas, etc.). Según la OMS, el 30% de los edificios podría sufrir 'Síndrome del Edificio Enfermo', situación en la que los ocupantes de un edificio presentan quejas sobre las condiciones ambientales que afectan al confort y a la salud, como, por ejemplo, mala ventilación, temperatura inadecuada, exceso de ruido, etc. Si algo nos ha enseñado la crisis del COVID-19 es sobre la importancia de la medición de CO2 y la necesidad de ventilar como forma de controlar su concentración. Los virus se propagan a través de las partículas que se originan con la respiración, la tos o el habla, por lo que se puede utilizar el nivel de CO2 de un espacio interior para estimar si su ambiente contiene un aire potencialmente infeccioso. Las recomendaciones sanitarias sugieren evitar las aglomeraciones y los espacios mal ventilados. Acciones tan sencillas como abrir una ventana o ampliar la distancia entre personas pueden ser cruciales, pero esto no siempre es posible. Al igual que con la calidad del aire en exteriores, en interior también es necesaria una granularidad mediante aparatos demedición de CO2. Lamayoría de centros educativos en España han pasado dos inviernos con las ventanas abiertas por falta de una medición de la concentración de CO2 en el aula. Esto no sólo implica mayor riesgo de gripes y resfriados comunes (y sus correspondientes bajas laborales o pérdida de horas lectivas) sino también mayor consumo de energía y un aumento considerable del gasto teniendo en cuenta que un edificio puede perder aproximadamente entre el 13% y el 30% de la energía por las ventanas.  Actualmente, en el contexto de la Unión Europea se ha definido una nueva norma que describe y estandariza la metodología relacionada con los sistemas de sensores, denominada CEN/TS 17660-1:2021}, permitiendo evaluar si el sensor cumple con los límites de incertidumbre definidos en la Directiva 2008/50/ CE, y clasificándolos en Clase I, II y III en función de su calidad, mediante dosmaneras diferentes. La primera es una combinación de ensayos de laboratorio y ensayos de campo, y la segunda son ensayos de campo ampliados. La modelización numérica es otro método de obtención de información de contaminación atmosférica. Se utiliza en calidad del aire para simular el comportamiento y la dispersión de los gases contaminantes. Esta técnica, a diferencia de la información aportada en las estaciones de medida, permite la obtención de valores de contaminación en cualquier punto de la ciudad o bajo condiciones hipotéticas

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