50 HIGIENE Cómo es posible que en pleno siglo XXI los millones de turistas que visitan muchos de los lugares más emblemáticos de nuestro país, tengan que acce- der a una cafetería o a un bar para orinar. O que las miles de personas que se concentran en manifestaciones, con- ciertos u otro tipo de eventos multitudinarios que se orga- nizan en nuestro país se vean en muchos casos obligados a hacer sus necesidades en la misma calle. O que en las playas de numerosos municipios de España no haya aún instalados unos baños públicos. Pues estas situaciones se dan todavía en nuestro país, y, lamentablemente, en numerosas ocasiones. A pesar de la evolución que han seguido nuestras ciuda- des a lo largo de los últimos años, la higiene, un aspecto crucial ya no sólo para el buen desarrollo de las urbes sino también para la salud de sus habitantes, sigue siendo un ámbito descuidado en muchos casos. “Una ciudad no puede ser nunca inteligente si no cuida su higiene. Y en este sentido, el saneamiento, y ya no sólo el portátil sino en su concepción más amplia, tiene que ser un elemento básico en las ciudades. Se trata de cubrir una necesidad primaria de las personas y en el caso del sanitario portátil, de poder dar un servicio fundamental allí donde no puede llegar el saneamiento tradicional”, se- ñala Félix Manuel Aldabas, presidente de Aespe, la Aso- ciación Española de Alquiladores de Sanitarios Portátiles Ecológicos creada en el año 2007 para defender los inte- reses del sector. Freno a su desarrollo Muy orientado inicialmente a cubrir las necesidades de los trabajadores de la obra, con la caída de la construcción en España el sanitario portátil ha ido derivando cada vez más su presencia al sector de los eventos. El uso de estos pro- En España aún existe un alto potencial de desarrollo para el sanitario portátil. Félix Manuel Aldabas, presidente de Aespe. ductos en actos organizados de forma temporal, permite controlar la gestión de aguas fecales urbanas en grandes, medianas y pequeñas concentraciones de personas, redu- ciendo el impacto de éstas sobre el ecosistema. De hecho, desde hace más de 30 años existe una norma en España (Real Decreto 2816/1982-‘Reglamento Gene- ral de Policía de Espectáculos Públicos y Actividades Re- creativas’), que en su artículo 31 regula la instalación de estos sanitarios, señalando que “por cada 500 especta- dores habrá 4 inodoros, la mitad destinados a señoras; y por cada 125 espectadores habrá un urinario”. Como señala Félix Manuel Aldabas, “por ley, cuando abres un establecimiento, tienes que tener un baño. Por tanto, lo mismo debería suceder en el caso de los eventos, por- que aunque éstos sean temporales también estás ofre- ciendo en ellos a los asistentes bebida y comida”. Al margen de los eventos, la Administración también de- bería velar por que en los lugares públicos donde se suele producir grandes concentraciones de personas, ya sean puntos turísticos, playas, manifestaciones, etc., los ciu- dadanos también puedan disponer de baños públicos. Como se señala desde Aespe, éste es un servicio que tiene que ofrecer la propia Administración, no viéndose obligado el ciudadano a entrar a un bar o a otro tipo de local para cubrir esa necesidad. “Evidentemente, a los dueños de los bares y cafeterías, no les gusta que una persona que no está consumiendo en su local entre en su baño o aseo. Es un servicio que ofrece a sus clientes pero no tiene por qué hacerlo accesible a todo el mundo. Esto es algo que debería dar la propia Administración”, indica el presidente. panorama