11 ENTREVISTA RECI nació con el objetivo de fomentar un modelo ur- bano basado en la gestión sostenible de los recursos y en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos... ¿Se está avanzando a buen ritmo en ambos aspectos? Sí, porque al introducir y apostar por la tecnología se está consiguiendo una mejora en la eficiencia de la gestión de los servicios: se consigue hacer más con menos, se consi- gue ahorrar, por ejemplo, en energía o en conseguir opti- mizar los servicios de recogida de residuos sabiendo si un contenedor está lleno o no, se logra distribuir los recursos hídricos en función de cómo se producen los consumos en tiempo real o simplemente se consigue ordenar el tráfico de las ciudades sabiendo cuál va a ser su comportamiento. Esto permite mejorar mucho los propios recursos y servi- cios que están en las ciudades y, por supuesto, el ciudada- no tiene mejor calidad de servicios porque son más accesibles y se les ofrecen en formatos distintos (como co- nocer cuándo un autobús va a llegar a la parada a través de una aplicación móvil), e incluso se generan nuevos servicios que hasta ahora no se podían prestar. Alguien podría pensar en el proceso de transforma- ción de una ciudad en ‘Smart City’ como un coste, pero realmente es una inversión que tiene como últi- mo objetivo optimizar los recursos, a nivel económico, medioambiental, etc. ¿Es consciente el ciudadano de las ventajas que obtendrá con esta transformación? Tenemos que hacer un esfuerzo todavía mucho mayor en poder trasladar al ciudadano las ventajas de la apuesta que se está haciendo con las ‘Smart Cities’. Todavía nos queda mucho recorrido por explicar lo que se está haciendo en las ciudades y cómo va a beneficiar al ciudadano. Éste tiene que entender que todo lo que estamos haciendo es para su beneficio y para ello es fundamental, por un lado, que lo sepamos explicar, que tengamos centros de inter- pretación o demostración donde lo puedan palpar, que pon- gamos a su disposición herramientas (ya sean servicios, aplicaciones móviles, nuevas oportunidades para gestionar, por ejemplo, sus papeles con el ayuntamiento, etc). Es decir, que realmente noten en su día a día las ventajas. Y, por otro lado, es importante no olvidarnos de que existe una brecha digital que es fundamental reducir para evitar que se produzcan ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Entonces, ¿es consciente el ciudadano de las ventajas? Probablemente el ciudadano más joven lo es porque ya está utilizando, por ejemplo, fórmulas de pago a través de su teléfono móvil. El ciudadano mayor que no está habituado a la utilización de los smartphones o de las tabletas, quizá no ve muchas veces los avances que se están produciendo. En este sentido, ¿considera que la crisis económica ha impulsado el fomento de las ciudades inteligen- tes, al apreciar los ayuntamientos los ahorros que pueden obtener con la implantación de las nuevas tecnología? Indudablemente. Es cierto que la crisis económica al final provoca problemas de financiación a la hora de poner en marcha determinadas inversiones, incluso en el campo tecnológico. Pero también es cierto que la finalidad de las Smart Cities es conseguir una mayor eficiencia y por lo tanto, poder gestionar nuestras ciudades con un menor coste. Un ejemplo magnífico de cómo se puede conseguir ahorro gracias a la tecnología es introducir tecnología LED, con la que se puede lograr un ahorro del 50% o del 70% de la factura eléctrica. Asimismo, al saber si hay una plaza de aparcamiento libre en superficie, también se pueden conseguir ahorros, no sólo económicos, sino de tiempo o de contaminación. La tecnología es un estupendo instru- mento para conseguir ahorrar en la gestión de los servicios y para obtener servicios mucho más eficientes. Nuevo sistema de alumbrado en Paseo Sardinero (Santander). panorama