IN607_El Instalador

TRIBUNA DE OPINIÓN Además, de la misma manera que hacemos la revisión a nuestros coches, los edificios ya construidos se pueden reformar y sus instalaciones reemplazar con equipos más eficientes energéticamente y que aporten una mejor calidad de aire. Lógicamente esas reformas cuestan dinero; sin embargo, tanto los propietarios como sus inquilinos obtendrían claros retornos; bien por mayores rentas y menores gastos operativos y los ocupantes no sólo, por una mejor salud y menor absentismo (ambos sinónimos de mayor productividad) sino por un mejor funcionamiento cognitivo de sus trabajadores. Está probado fuera de duda, que en interiores con un menor número de contaminantes las personas tenemos un mejor comportamiento cognitivo. Lo cual en un entorno laboral se traduce en un incremento del pensamiento creativo, menor tasa de errores en trabajos repetitivos, mayor nivel de concentración, etc. El COVID – 19 influirá en muchas de nuestras costumbres. Quizá lo que más pese, sea la certeza de saber que nos enfrentamos a un horizonte temporal en el que otra situación similar puede ocurrir... y que esta vez debemos estar mejor preparados. Hablando de preparación...la Industria tiene unos claros deberes si quiere que las oficinas sigan jugando un papel central en el trabajo del mañana. La importancia de las mismas en el futuro vendrá matizada por la capacidad de la Industria para que estas, proyecten la confianza necesaria y respondan a los retos y necesidades reales de los ocupantes y especialmente sus trabajadores... y es evidente que la buena calidad del aire interior es una parte esencial en esta conversación. El cómo trabajamos cambió de manera permanente tras marzo del 2020. El péndulo variará, en función de la compañía, a unmodelo más presencial o menos. Conduciendo todo ello a diferentes esquemas de uso de espacios, horarios, turnos rotativos para las personas, apertura 24/7, etc. Está claro que el protagonismo de las áreas de RRHH y de Prevención de Riesgos Laborales es mayor. No nos olvidemos que tras la derogación de la obligatoriedad de las mascarillas en interiores, que ayudan a la protección individual, ganan importancia las medidas de protección colectiva como son la purificación y la ventilación de los inmuebles. El neto es que probablemente los edificios nunca superarán su aforo real, aunque sí habrá un mayor número de personas y más diversas de manera secuencial. La flexibilidad imperante unida a una probable política de sitios sin asignar, incrementará la posibilidad de interacción con un grupo de personas mayor y más diverso, siendo por tanto más probable coincidir con personas que transporten algún tipo de enfermedad (catarros, gripes, etc...), lo que de nuevo pone el acento en la calidad de las instalaciones. Es hoy evidente que la pandemia ha dado un acelerón amuchas de las tendencias que existían antes de marzo del 2020: entre ellas el foco en salud, calidad de aire, wellness y que dichas prácticas hayan llegado para quedarse. Está claro que los propietarios deben analizar muy bien lo que tienen que hacer para retener a sus clientes y atraer a otros nuevos y que en ese reposicionamiento o 'future-proof' de los activos, todo lo relacionado con la agenda ESG, destacando especialmente los temas de salud y energía tendrán un peso muy relevante. A la hora de realizar este ejercicio, será necesario destilar lo importante de lo accesorio, de manera que se pueda realmente construir una sólida propuesta de valor que transmita a los ocupantes el verdadero valor y poder de los edificios.  En un edificio con buena calidad del aire la tecnología permite que el porcentaje de aire que respiras procedente de los pulmones de tus compañeros sea limitado a un nivel tal, que la probabilidad de infección se reduzca muchísimo. 57

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