La Transición Verde enfatiza la actuación sobre los edificios, responsables del 40% del consumo de energía final y de un tercio de las emisiones de CO2. También aborda las inversiones en eficiencia en indus- tria y pymes. En el discurso sobre el Estado de la Unión, la presi- denta de la Comisión Europea ha señalado que para alcanzar la meta de neutralidad climática en 2050, “tenemos que ir más rápido y hacer las cosas mejor”. Tenemos que tener más ambición, en definitiva, algo que AFELMA viene reclamando desde hace años. El destino de la solidaridad europea El 37% del gasto de los planes que presente cada Estado tendrá como destino el clima. Este porcentaje representa 26.640 millones sobre las subvenciones acordadas para España o 51.800 millones sobre el total de la ayuda (subvenciones más créditos). La eficiencia edificatoria se encuentra entre esos planes. Como se recordará, la inversión pública del PNIEC en todo el período es de 11.622 millones de euros. No podemos olvidar que más del 90% del parque existente, 16,4 millones de viviendas principales y 3,2 secundarias, es previo a 2006 (fecha de aprobación del CTE); por tanto, en su mayor parte es ineficiente; más del 90% de los edificios dedicados a viviendas se construyó antes de 2006; más del 90% de los edificios estarán en pie en 2050. Con estos porcentajes de ineficiencia presente y futura, la renovación del parque existente con crite- rios de eficiencia energética es imprescindible para reducir las emisiones en 2030 y lograr la descarboni- zación en 2050. Hacer las cosas más rápido y mejor Los objetivos del PNIEC (rehabilitar 1.200.000 vivien- das hasta 2030 y al menos el 3% anual de los edificios públicos) cobran, con la solidaridad europea, otra dimensión. Debemos completar esas previsiones en 2024. Es decir, tenemos que hacer las cosas más rápido. No podemos esperar una década para afrontar el reto rehabilitador. Debemos revisar el objetivo de rehabilitación del PNIEC hasta alcanzar las 2,4 millones de viviendas en 2030. Desde 2012, España ha rehabilitado una media apro- ximada de 25.000 viviendas al año (0,15% de las principales anteriores a 2006).1 En Europa, la rehabi- litación creció a un ritmo del 1,6% entre 2013 y 2018.2 Pero, además, hay que aprovechar el momento para hacer las cosas mejor. Pero también tenemos la oportunidad de hacer las cosas mejor. La solidaridad europea, con el nuevo DB HE de fondo, nos invita a ampliar sustancialmente los planes de rehabilitación de edificios y además, a hacerlo con criterios más exigentes. La renovación del parque existente con criterios de eficiencia energética es imprescindible para reducir las emisiones en 2030 y lograr la descarbonización en 2050 A fin de cuentas, una política más ambiciosa en rehabili- tación de edificios reducirá la contaminación atmosférica y sus efectos sobre la salud; disminuirá la dependencia energética; atenuará la pobreza energética que no se puede combatir con soluciones que supongan sustituir el gasto energético por el de mantenimiento, renova- ción u otros gastos regulatorios ligados a equipos. Pero si algo justifica la ambición rehabilitadora es que no hay ninguna medida que a medio y largo plazo con- siga la reducción de costes y emisiones que aporta la rehabilitación. Además de mejorar la calidad de vida porque extiende sus mejoras a otras prestaciones. Un ejemplo ilustra lo dicho. En 2014 WWF, la Fundación Reale y la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo del Ayuntamiento de Madrid (EMVS) demostraron que la rehabilitación de la fachada de un edificio con el sis- tema SATE, aislado con lanas minerales aislantes de 8 cm de espesor, 2 cm más de lo previsto por el CTE del momento, supuso el 59% de los 29.800 kWh/año ahorrados con todas las operaciones de rehabilitación (cubiertas, ventanas, etc.) y cuatro veces más que el ahorro aportado por la suma de calderas y los paneles fotovoltaicos-térmicos para el ACS. Cada vecino redujo el gasto en 250 €/año, las emisiones de CO2 cayeron en un 36%. La temperatura en inverno se situó entre 18-20°C sin calefacción, cuando antes era de 10-12°C. Además, se minimizaron los ruidos externos. Lograr la Neutralidad climática en 2050 requiere aten- der al principio “la energía más limpia y más económica es la que no se consume”. Para ello es necesario que este principio se extienda a todas las reglamentacio- nes y políticas de inversión; que inspire la relación entre ahorro de energía e integración de renovables y que informe los esfuerzos de cada sector económico según su potencial de ahorro. Con esta finalidad, entendemos que las actuales nor- mas vigentes deben actuar como mínimos obligatorios de las actuaciones rehabilitadoras. No obstante, los poderes públicos pueden crear con- diciones que estimulen a los operadores del mercado para rehabilitar mejor y lograr más eficiencia, por supuesto, acreditando la mejora energética a través de la Certificación Energética, previa y posterior a la intervención. 23 REHABILITACIÓN ENERGÉTICA DE EDIFICIOS