La buena noticia es que este crecimiento ha venido acompañado de una reducción de la intensidad energética primaria del 2,9% y un des- censo en las emisiones de CO2 (un 2,4%). Sin embargo, esta mejoría se debió fundamentalmente a la reducción en el uso de carbón de más de un 24% en favor de la energía hidráulica, por lo que podemos a rmar que la meteorología ha sido el factor más in uyente en esta mejoría. De hecho, la intensidad energética nal aumentó un 1,2%. Por lo tanto, es necesario apostar por una mayor contribución de las energías renovables y, sobre todo, por el ahorro y la e ciencia energética. A este respecto, hay que recordar que, pese a la mejoría del último año, España sigue presentando una intensidad energética muy superior a otros países de nuestro entorno. A excepción del carbón, todas las energías fósiles aumentaron su contribución al mix energético primario en el año 2016, mientras que las energías renovables en su conjunto mantuvieron una con- tribución similar a la del año anterior. Sin duda, la caída continuada de los precios de los combustibles fósiles y los precios bajos del CO2 explica en parte la falta de cambios signi cativos en el mix energé- tico español. La demanda de productos petrolíferos para el transporte siguió recuperándose, tanto para el transporte de mercancías como el de pasajeros. En ambos casos, el transporte por carretera continúa representando en torno al 90% del total. Este sector consumió más del 41% de la energía nal y contribuyó con un 28% a las emisiones del CO2. Este incremento de la demanda de transporte se cubrió en gran medida gracias a un aumento de casi el 21%, que además permitió aumentar las exportaciones de derivados en más de un 5%. Todos estos factores parecen indicar que la mejoría observada en 2016 en los indicadores de sostenibilidad se debe principalmente a los cambios coyunturales en el mix de producción eléctrica. En un escenario de largo plazo, parece poco razonable ar la sostenibili- dad del sector energético de las precipitaciones, más aún en el caso español, que se enfrenta a un importante riesgo de bajada de las precipitaciones debido al cambio climático. En cuanto a los balances económicos, es reseñable que bajaron signi cativamente los gastos en energía primaria (un 22%) debido al descenso de los precios de los combustibles. Descendió también, aunque en menor medida los gastos en energía nal, lo que supone El consumo de energía primaria y nal en España vuelve a aumentar en 2016, permaneciendo la dependencia energética del exterior en valores muy elevados un aumento del valor añadido del sector. No obstante, este valor añadido se reduce en un 37% si se descuentan los costes externos del sector asociados a la emisión de contaminantes. Retos del actual modelo energético español Desde el punto de vista de la sostenibilidad, el modelo energético español continúa presentando importantes desafíos respecto a la e ciencia energética, la dependencia energética exterior o al impacto medioambiental. Y como ya avanzaron en años pasados, seguimos sin contar con una política energética estable, que propor- cione señales adecuadas a los agentes, y que contribuya a avanzar hacia la sostenibilidad del sector. Aunque las actuaciones políticas en 2017 no han sido particular- mente llamativas en este sentido, 2018 puede ser el año en que nalmente se avance decididamente, si se aprueba la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, y si se tienen en cuenta las recomendaciones de la Comisión de Expertos sobre Escenarios de Transición Energética. En este sentido, desde la Cátedra BP de Energía y Sostenibilidad consideran que la futura Ley debería incluir aspectos tan relevantes como un compromiso de reducción de emisiones a largo plazo, con objetivos intermedios; un precio para el CO2 estable y creciente, en el marco de una reforma scal verde; medidas adicionales para aquellos sectores en los que la señal de precio no sea tan efectiva; un diseño apropiado de los mercados energéticos; una estrategia de innovación energética en un contexto global; políticas educativas y de concienciación; medidas de promoción de la economía circular; políticas que aseguren la transición justa y la protección de los sec- tores vulnerables; y una estrategia de adaptación frente al cambio climático. Los responsables del informe, confían en que todos los partidos políticos, como ya han mostrado en alguna ocasión en eventos realizados en esta Cátedra, sean capaces de alcanzar el necesario consenso en torno a estos elementos, y formulen una política de Estado en materia de energía y clima que asegure la consecución de un modelo energético sostenible lo antes posible. Se puede descargar el informe en http://www.comillas.edu/es/ catedra-bp-de-energia-y-sostenibilidad/observatorio• 73 ENERGÍA