La crisis económica por la que hemos pasado, junto con los crite- rios de sostenibilidad y de reducción de emisiones de CO2 a los que nuestro país está sujeto, hace necesario adoptar medidas de e ciencia energética que permitan sobre todo en los hospitales públicos: un ahorro económico importante y una reducción de las emisiones de efecto invernadero, con el objetivo de disminuir su consumo de energía hasta un 40% respecto al consumo medio de un hospital gracias al uso de diversas consideraciones que comentaré en el artículo dando unas pinceladas sobre todo en lo relativo a las Instalaciones. Todo es más e ciente cuanto mayor es el bene cio obtenido utilizando el mínimo número de los recursos disponibles y haciendo una buena gestión de ellos, evitaremos un coste económico innecesario y un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles. Cualquier edi cio (y, por tanto, un hospital también) es más e ciente cuanto mayor es el cociente de los outputs obtenidos entre los inputs usados, es decir, cuanto mayor es la división de la energía suminis- trada en forma de calefacción, climatización, ventilación, iluminación, energía a equipos médicos, etc entre la energía consumida. Y esto sólo considerando la fase de uso del edi cio, aunque el ejercicio debe- ríamos hacerlo para el ciclo de vida completa de la infraestructura. El hospital y sus instalaciones Diferentes usos Un complejo hospitalario puede contener gran variedad de edi cios como son: hospitalización, administración, sector ambulatorio, labora- torios, docencia, urgencias, edi cio industrial (zona de instalaciones y mantenimiento), aparcamientos, bloques quirúrgicos, tanatorio e inci- neración, zonas exteriores (jardines y patios) y áreas comerciales (tanto tiendas como restauración y cafeterías). Otros servicios como lavande- ría y cocina para hospitalización pueden ser externos o internos. El tiempo anual requerido por la actividad desarrollada en cada espa- cio también es muy importante. Por ejemplo, Urgencias requiere un uso anual completo (24 horas al día los 365 días del año), frente a almacenes o zona administrativa que tan solo estarán operativos de 8 a 12 horas diarias, como mucho. Usuarios y su confort a nivel de instalaciones Los usuarios de un hospital también son muy variados siendo los principales: trabajadores sanitarios, pacientes externos, pacientes hospitalizados, visitantes y personal administrativo. Si sólo nos centramos en los dos principales (pacientes y trabajado- res), tenemos que en el uso de las instalaciones hay que conjugar dos situaciones tan diferentes como son el confort del paciente, que debe permanecer, muchas veces, en un reposo casi absoluto con unas condi- ciones higiénicas exigentes (que implican aire muy tratado), y el confort del trabajador, que ha de realizar tareas que requieren una actividad física importante. Es decir, llevándolo al extremo (aunque pudiera darse el caso), mientras la falta de confort térmico en el personal puede origi- nar molestias o incomodidades que afecten a la ejecución de las tareas y, en consecuencia, al rendimiento laboral, resulta que en los pacientes, puede llegar a suponer un retardo en su proceso curativo. Es importante no confundir un aumento del consumo con un mayor con- fort, ya que ambos deben estar en la proporción adecuada. El confort en un hospital es un factor muy importante y las condiciones de ambiente interior que se exigen en el mismo, reguladas por un conjunto de nor- mativas, son muy exigentes. Por ello, aunque se trate de unos edi cios altamente consumidores de energía en los que es necesario aplicar técnicas de e ciencia energética que conduzcan a reducir las emisiones que generan por todos los motivos que se vienen explicando, no hay que olvidar que éstas nunca deben ser realizadas a costa de reducir confort o de perder las condiciones higiénicas del aire o agua tratada. En cuanto al nivel de confort que se debe alcanzar en un hospital, entendido éste como la condición mental en la que se expresa la satisfacción con el ambiente térmico y que está en función del valor de un conjunto de variables ambientales (temperatura operativa del aire, temperatura radiante, humedad relativa y velocidad del aire) y de otras ligadas a la persona (consumo metabólico según el tipo de actividad realizada y vestimenta), conviene remarcar el grado de afectación que supone, de nuevo, la diversidad existente tanto a nivel de servicio como a nivel de ocupante. A nivel de servicios o áreas, el hospital, como contenedor de un amplio conjunto de actividades, está obligado a cumplir con unos altísimos estándares de calidad interior del aire, sobre todo para determinadas zonas, como las de quirófanos o las salas de recuperación UCI / UTI, habitaciones de infecciosos e inmunodeprimidos, donde, además, se ha de controlar el nivel bacteriológico. Existen también otros tipos de medida del confort que conviene tener en consideración en el diseño de un hospital. Por ejemplo, el confort acústico pues, aunque el térmico sea el que implica mayores niveles de exigencia energética, no es el único que in uye sobre los ocupantes. Los hospitales son espacios críticos, donde los pacientes necesitan el descanso adecuado. Las habitaciones deben disponer un correcto aislamiento acústico respecto de los pasillos, además de un acondicionamiento mediante materiales absorbentes que minimicen el ruido que pueda generarse en el interior de la propia habitación. 37 DOSSIER HOSPITALES Sala de instalaciones de refrigeración Nivel -2 en Hospital Marqués de Valdecilla Fase III y tratamiento acústico de insonorización de techos y paredes en Hospital Marqués de Valdecilla Fase III (Ferrovial Agroman 2015).