Fig 11. Nido de cigüeña negra construido sobre la antigua corta de Barruecopardo. Fuente: Ormonde mining. MINERÍA 50 desencadenar una alteración geomorfológica indu- cida. En la mayoría de los casos el agente erosivo natural más peligroso es el agua, cuyos efectos se ven fuertemente reforzados por las fuertes pendientes (fig. 8). Como consecuencia de ello, se pueden pro- ducir fenómenos de sedimentación aguas abajo, lo que requiere, para su control, de la construcción de depósitos de recogida y depuración. Para minimizar los procesos erosivos se crean cunetas perimetrales e internas dentro de las escombreras y las explota- ciones mineras que recogen las aguas de lluvia y las conducen fuera de ellas a los depósitos construidos a tal fin. La importancia de estas alteraciones depende en gran medida del tipo de explotación y su tamaño. La ocupación de los terrenos necesarios para la construcción de las infraestructuras mineras, cortas y escombreras, diques de aguas y planta de tratamiento supone una indudable pérdida de suelo fértil, aun- que sea temporal, ya que todo proyecto minero debe contemplar la separación y acopio de la tierra vegetal retirada para ser utilizada posteriormente durante la fase de restauración de los terrenos afectados por la actividad minera (fig. 9). Las afecciones a los suelos, si bien son extensivas sue- len ser moderadas por tratarse de suelos pobres, lo cual suele suceder en gran número de ocasiones. En cualquier caso, en los alrededores de las explotacio- nes mineras se generan efectos edáficos negativos derivados de la pérdida de la cobertera y el suelo vegetal por la generación de huecos de explotación, escombreras y pistas mineras. En la actualidad es práctica habitual proceder a reali- zar labores de restitución topográfica y revegetación durante la actividad minera, disminuyendo así la afec- ción a la morfología del entorno. Todos los residuos generados en una mina (estériles de mina, tortas procedentes de la planta de concen- trado, arenas, lodos, etc.) deben ser caracterizados mediante la realización de los oportunos análisis físico-químicos llevados a cabo por una entidad acre- ditada para tal fin. Si se certifica su carácter inerte se almacenan en escombreras, balsas o presas de lodos. Caso contrario, la gestión de estos residuos debe ser llevada a cabo por un gestor autorizado. Hasta su retirada por dicho gestor, los materiales son almace- nados de manera que se asegure que no se produzcan derrames, para lo cual suelen ser encapsulados. Alteraciones en la vegetación La eliminación de la cubierta edáfica provoca la inmediata pérdida de la cobertera vegetal en la zona intervenida por la explotación e instalaciones anexas. En general, los impactos sobre la vegetación suelen ser severos en las escombreras, balsas y presas de estériles y algo más moderados en los huecos mina- dos y pistas. Los procesos de regeneración vegetal son función de múltiples variables, destacando: la naturaleza de los materiales donde debe asentar la nueva vegetación, así como la orografía y la climatología del entorno. Estos impactos son apreciables mientras dura la acti- vidad minera. Al término de la misma, los efectos se mitigan aplicando los programas de restitución topo- gráfica y de revegetación (con especies autóctonas) contemplados en los planes de restauración. Con ello, se puede llegar a conseguir una alta integración de los terrenos afectados en el entorno inmediato, siendo los huecos mineros los que ofrecen mayor difi- cultad de integración (fig. 10). A la hora de devolver la cobertera vegetal afectada por la actividad minera a una situación similar a la ori- ginal se debe de tener en cuenta el uso final que se quiera dar a los terrenos, bien sean agrícolas, gana- deros, forestales, turísticos, etc. Son estos usos los que determinarán las especies vegetales a implantar durante los trabajos de restauración de escombreras, balsas, presas, etc. Para compensar este efecto y como medida preven- tiva se suele proceder al regado continuo de las pistas mineras, para evitar la generación y arrastre de polvo y con frecuencia también a la cubrición de los depósi- tos de estériles mineros con materiales finos trabados con paja. Otra de las principales fuentes generado- ras de polvo que puede ocasionar efectos negativos sobre la vegetación del entorno son las plantas de tratamiento de mineral. En dichas instalaciones debe procederse al blindado de las cintas transportadoras y al confinamiento, en instalaciones cerradas, de las zonas de machaqueo, trituración y molienda, muchas de ellas dotadas de filtros de mangas para la capta- ción de polvo. Por lo tanto se deduce que la afección ocasionada por el desarrollo de una actividad minera sobre la vegetación puede llegar a ser considerada como un impacto asumible, de envergadura moderada y en