MINERÍA 46 Para valorar tanto la calidad como la fragilidad del paisaje, hay que analizar los distintos elementos que la caracterizan, tanto los elementos físicos como los meramente plásticos o estéticos. Dentro de los elementos físicos hay que valorar el medio inerte (geología, relieve, morfología, hidrología, suelo), el medio biótico (vegetación y fauna) y el medio humano (usos del suelo, construcciones, vías de comunicación, desechos). Dentro de los elementos plásticos hay que estudiar las formas (topografía o relieve), la textura de los elementos que cubren las formas (suelos, vege- tación, cultivos, construcciones), el color (intensidad, brillo, etc.) y la estructura general (composición espa- cial de los tres anteriores, y discontinuidades). La actividad minera producirá un cambio perma- nente en las formas del relieve característico de la zona motivado por la apertura de los huecos mine- ros y las escombreras exteriores. Por el contrario, los cambios producidos por otras instalaciones mineras, como son las balsas de agua, las pistas de acceso, la planta de tratamiento y los edificios auxiliares solo mermarán la calidad del paisaje durante la fase de actividad minera. La fragilidad visual del paisaje es el factor más ligado al entorno próximo del punto. La fragilidad o vulnera- bilidad visual es un concepto que trata de cuantificar la capacidad que posee un paisaje para absorber las actuaciones humanas o ser visualmente perturbado por ellas, es decir es la capacidad de respuesta de pai- saje cuando sufre una alteración de sus propiedades intrínsecas. Existen una serie de factores influyentes en la fragili- dad; unos de tipo biofísico (suelo, cubierta vegetal, ...), otros perceptivos, histórico-culturales, etc. Cuando el entorno presenta una indudable calidad paisajística, y es relativamente alta la fragilidad visual del paisaje, las características cromáticas variarán sustancialmente en la zona de actuaciones, especialmente mientras dure la actividad minera. Tras su cese, es posible que tan solo se aprecien variaciones cromáticas en las zonas altas de aquellas cortas ubicadas a media ladera. La capacidad del paisaje para absorber contrastes (fra- gilidad paisajística) está directamente relacionada tanto con la intensidad de los mismos como con la distancia desde la que se pueden apreciar. En gene- ral, la distancia en la que se mide la calidad visual del entorno inmediato suele situarse entre los 500 - 700 m, considerándose que a una distancia superior a 3 km el impacto se diluye y es casi nulo para la agudeza visual humana. Alteraciones por contaminación del aire En una explotación minera la polución del aire es debida a diversas sustancias que pueden clasificarse en gases y vapores y partículas sólidas. Las fuentes de contaminación atmosférica pueden ser lineales (un camino), móviles (el tubo de escape de un vehículo), fijas (un compresor) y fugitivas (las escombreras). Fig 4. Integración paisajística de las escombreras y fondo de corta de la mina de Puertollano (Ciudad Real) y del antiguo cielo abierto de La Mozquita en Langreo (Asturias). Fuente: http://www. archivohistoricominero.org/ En el caso de que la actividad minera se vaya a desarrollar en un medio rural, la visibilidad se suele restringir al entorno próximo, estando muy limitada por un escaso número de observadores potenciales, afectando a unas superficies transitadas tan solo por los lugareños, por lo que la visibilidad puede conside- rarse como escasa. Normalmente la acumulación de estériles mineros (escombreras) son un punto clave de afección visual ya que causan un marcado contraste cromático con respecto al terreno circundante, mucho mayor por los tonos claros que tienen estos materiales durante la fase constructiva de la escombrera (fig. 2), si bien, eli- giendo una geometría de suaves pendientes y formas adaptadas a la topografía circundante, la alteración cromática puede quedar reducida de manera consi- derable (fig. 3). Las actuales técnicas disponibles de revegetación, con el aporte previo de suelos adecuados y un pro- grama de seguimiento periódico de los trabajos de revegetación realizados, pueden conseguir la inte- gración casi total de estas estructuras en el entorno tal y como puede apreciarse en las siguientes ilustra- ciones (figs. 3 y 4). Las cortas de explotación y las escombreras exterio- res suelen ser visibles a media distancia (entre 2- 6 km), por tratarse de estructuras de gran volumen y cierta altura. Una vez restauradas y reperfiladas morfológi- camente estas estructuras pueden llegar a alcanzar un elevado grado de integración en el paisaje circun- dante (fig. 4). La calidad paisajística es el valor intrínseco de un entorno, es decir, valores estéticos, históricos, cultu- rales, etc. También se podría definir como el grado de excelencia de un paisaje, su valor para no ser alterado. La calidad paisajística es el principal factor del paisaje que se ve afectado por la introducción de elementos artificiales nuevos derivados de la activi- dad minera.