El primer paso a realizar consiste en identificar, para posteriormente poder valorar, los efectos previsibles que ocasionará la actividad minera proyectada sobre los diferentes factores ambientales, para cada alter- nativa minera examinada. Tras analizar cuidadosamente todos los trabajos previstos en un proyecto minero y en sus diferentes fases de ejecución, es necesario realizar un estudio para valorar la afección de cada acción a desarro- llar sobre cada elemento constituyente del medio ambiente. Las principales afecciones que un proyecto minero pueden ocasionar sobre el medio ambiente son alteraciones de tipo: visual y modificación de la estética del paisaje, por contaminación del aire y de las aguas, por ruidos y vibraciones, por cambios en la morfología y los suelos, en la vegetación y la fauna (incluyendo directiva Hábitats y a la Red Natura 2000), por afecciones al patrimonio cultural o por alteracio- nes socioeconómicas. Alteración visual y modificación de la estética del paisaje Se trata de una de las afecciones de mayor dificultad a la hora de cuantificarla, puesto que está muy condi- cionada a la subjetividad, aunque sin duda es una de las principales que se deben considerar. Se basa en el análisis de la afección ocasionada por una explotación minera sobre las cualidades del pai- saje. Depende de factores múltiples y de naturaleza variada, siendo los principales, la superficie a afectar, las alturas generadas, la creación de infraestructuras, las instalaciones, la duración de la actividad minera, así como de la fragilidad visual y calidad del paisaje. Para ello, es necesario definir y delimitar las unidades de paisaje que cubren la totalidad del territorio que rodea a la futura explotación y que se configuran como cuencas visuales, divisiones del relieve, masas de vegetación, etc. Durante el tiempo en que la actividad minera esta en operación es prácticamente inevitable que ésta, especialmente las zonas altas de las cortas progra- madas y las áreas que precisen ser despojadas de la vegetación original, ofrezca un considerable con- traste con el fondo escénico (figs. 1 y 2), el cual puede ser parcialmente paliado mediante el establecimiento de algunas barreras vegetales temporales o definiti- vas que pueden llegar a ser muy efectivas. En el caso de la minería de interior, estas afecciones son de mucha menor entidad. Tras pasar revista a los diferentes factores que com- ponen el paisaje se puede llegar a la conclusión de que la actividad minera ocasiona una alteración, en cierto modo, casi siempre negativa, aunque no tiene porqué ser severa. Tras la aplicación de una serie de medidas preventivas y correctoras la alteración paisajística puede llegar a ser considerada como moderada. Las principales cualidades del paisaje que se suelen tener en cuenta a la hora de determinar esta afección son: la visibilidad, la calidad paisajís- tica y la fragilidad visual del paisaje. El término visibilidad se refiere a la superficie visual- mente afectada por la actividad minera a desarrollar. Para determinarla se utilizan dos parámetros: la cuenca visual (superficie del espacio natural visible desde la explotación y sus instalaciones o, al revés) y la susceptibilidad (relación del posible observador con el paisaje). MINERÍA 45 Fig 2. Impacto visual originado por una escombrera de mina en fase de revegetación. Fuente: Imagen cedida por Daytal Resources Spain, S.L. Fig 3. Restauración final taludes de una explotación minera. Imagen cedida por Magnesitas de Navarra.