Epiroc lanza la segunda generación de su flota de cero emisiones en el evento ‘Power Change Days’ Con más de 60.000 horas de funcionamiento, Epiroc está ahora expandiendo su flota de cero emisiones con la segunda generación de cargadoras subterráneas, camiones y equipos de perforación de baterías, junto con una nueva oferta de servicio. Los equipos con baterías eléctricas permiten que una mina cuente con una serie de beneficios: mejoras de la salud y la seguridad, reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y reducción de los costos operativos. “Estamos lide- rando la carga hacia la sostenibilidad en la minería a través de equipos con batería eléctrica y de cero emisiones”, dice Stevan Topalovic, vicepresidente de marketing de la división de excavación de roca subterránea en Epiroc. En el evento ‘Power Change Days’ presentamos con orgullo nuestra segunda generación de baterías eléctricas de 14 y 18 tone- ladas, nuestro camión de 42 toneladas y nuestra familia de perforación de tamaño mediano, que incluye perforación frontal, perforación de pro- ducción y plataformas de refuerzo de roca. editorial Las Obras Subterráneas: aplicaciones y planes de seguridad Según el Diccionario de la Construcción (FLC), las obras subterráneas suponen el desarrollo del espacio subterráneo para infraestructuras y equipamientos, como por ejemplo centrales energéticas, depósitos, recintos y otros, pero destacan los túneles como infraestructuras de transporte por carretera, el ferrocarril, el metro, conducciones de abastecimiento y saneamiento o galerías de servicios; en este caso el túnel aparece como la solución a los obstáculos que presentan macizos montañosos, cursos de agua (como en el Canal de La Mancha) o las edificaciones en zonas urbanas. Desde la antigüedad, las obras subterráneas han tenido aplicaciones muy diversas. Así en China y en Egipto, los túneles se han utilizado como aplicaciones religiosas; en Canaán (s X aC) para abastecimiento hidráulico; galerías mineras, abastecimiento de agua, alcantarillado, calzadas romanas, túneles militares y catacumbas, se realizaron durante el imperio romano. En la Edad Media los túneles estaban relegados a servicios de fortalezas y castillos; se producen además grandes avances en la minería. El siglo XVIII es la era de los canales, con túneles donde se emplea la pólvora por primera vez (túnel de Maldas). El siglo XIX representa la era del ferrocarril con el primer túnel ferroviario (Terre-Noir, en Francia) o el túnel bajo el Támesis, ejecutado con escudo; en la segunda mitad de este siglo se realizó la construcción de los grandes túneles de ferrocarril de los Alpes (Mont Fenís, San Gotardo y Simplón, de longitudes 12.6 km, 15.2 km y 19.7 km), lo que supone en sí un hito y la incorporación de los martillos de aire comprimido de Sommeiller. En cuanto a la seguridad, la construcción de una obra subterránea, es una actividad que por su singularidad y por las dificultades que conlleva su realización, requiere un perfecto conocimiento de la geología del terreno, así como de cada una de las fases que intervienen en el proceso de ejecución. En las obras para túneles, más que en cualquier otra obra de construcción, es necesario, al inicio, estar en posesión de todos aquellos datos geológicos, geotécnicos e hidrológicos a través de los cuales poder tener un perfecto conocimiento del terreno que se va a perforar, y por donde está previsto vaya la traza del túnel. En zonas urbanas, estos trabajos de reconocimiento del terreno son de muy difícil ejecución, debido a la existencia de edificaciones bajo las cuales va la traza del túnel, así como por imposiciones urbanísticas. En muchas ocasiones nos encontramos, con suelos alterados o manipulados, instalaciones de agua y electricidad, colectores, etc., con frecuencia con el nivel de las aguas freáticas por encima de la traza del túnel. Es por ello que la obtención del máximo número de datos para el conocimiento del terreno, es de vital importancia para la elección de la modalidad o tipo de perforación a emplear, evitando con ello en gran medida, la posibilidad de accidente. Las excavaciones subterráneas, así como el manejo de explosivos, requieren un alto nivel de preparación por parte de los profesionales que dirigen los trabajos, ya sea por la complejidad de la propia ejecución como por la siniestralidad que estos trabajos originan. Se debe prestar especial atención a la naturaleza del terreno, dimensiones de la excavación, tanto en longitud como en la sección, el carácter provisional o definitivo del trabajo, y los medios de ejecución que se utilizarán. Por todo ello, es indispensable la redacción esmerada de un Plan de Seguridad y Salud que refleje fielmente las características de la obra, medios utilizados y medidas de protección previstas, sin olvidar la selección del personal, medios humanos y útiles necesarios para atender o evacuar con toda urgencia a un posible accidentado.. inGEOpres 5 270