importante, el turismo como motor de la economía y una dependencia de los combustibles fósiles para producir energía. Como nota curiosa, la calima Canaria, es similar a la ‘brisa seca’ caboverdiana, si bien esta es mucho más intensa, hasta el punto de reducir notablemente la visibilidad del transporte aéreo. Parte de sus recursos hídricos provienen del subsuelo, unos 40 hec- tómetros cúbicos al año. Estos recursos están complementados en menor medida por aguas super ciales almacenadas en pequeñas presas y por la desalinización de agua de mar que cada vez es más presente en las ciudades más importantes de las islas, como fuente de abastecimiento urbano. No de una manera tan importante como en Canarias, en Cabo Verde también existen operadores privados que explotan captaciones subte- rráneas para la venta de agua mediante camiones cisterna, creando un mercado importante y de ingresos económicos. Los recursos hídricos subterráneos de Cabo Verde no son completa- mente conocidos, y es necesario invertir más en la investigación de los mismos, por ser el motor para el desarrollo de la economía del país, en dos vertientes, el turismo y el sector primario. Con respecto a la distribución de aguas, esta no llega a toda la población, aunque en las ciudades llega a más del 65% de la población (porcentaje inferior en el ámbito rural). Es un reto, por tanto, que el abastecimiento y saneamiento llegue a todos los ciudadanos de las Islas. Escasez de lluvias Las islas de la Macaronesia son vulnerables a las precipitaciones excepcionales, por lo que no solo la escasez de lluvias es proble- mática, sino que también la abundancia de aguas genera graves problemas. El régimen habitual de lluvias en estas latitudes es el torrencial, (mucha precipitación en poco tiempo) esto hace que en las vías preferenciales de drenaje, los barrancos, uya el agua de manera violenta, creando avenidas, deslizamientos y problemas a la población que ocupa o vive cerca de los barrancos o laderas. Este problema se acentúa tras incendios forestales, habituales en verano, como en Canarias, por lo que a los materiales habituales arrastrados por las avenidas, se les suma las cenizas. Por último, en zonas donde se ha perdido la cobertera vegetal se inician procesos de erosión, otro gran problema de futuro, en la Macaronesia. En el caso particular de los recursos hídricos de Cabo Verde, hay que indicar que son muy reducidos, fundamentalmente porque las lluvias son muy escasas. A pesar de que hay islas que nos pueden recordar paisajes como los de la Gomera, como Santo Antao, la realidad es que las precipitaciones medias no superan los 500 mm (milímetros), con islas con precipitaciones que no superan los 100 mm como Sal o Boa Vista. Entre 100 y 200 mm, están San Vicente, San Nicolau y Maio. Finalmente están Santo Antao, Fogo, Santiago y Brava, con un rango de lluvias entre 200 y 500. Estas precipitaciones se concentran en la estación denominada húmeda de julio a octubre aunque hay ciclos de sequía importantes. El clima, por lo tanto, es considerado árido y semiárido en las islas de mayor precipitación. Aunque en las Islas Canarias las precipitaciones son mayores, la media tampoco es muy elevada con 324 mm, si bien hay islas ‘más húmedas’ como La Palma donde alcanzan los 740 mm. Figura 1.Pozo tradicional de Cabo Verde. Sus profundidades no son muy elevadas, disponen de un acceso mediante una escalera a la lámina de agua. HIDRÁULICA Figura 2. Barranco en la isla de Santiago. Estas vías de desagüe cuando acontecen las lluvias necesitan ser encauzadas cuando transcurren a lo largo de una zona urbana para evitar inundaciones o daños a infraestructuras. Figura 3. Embalse en la zona central de la isla de Santiago. Se aprecia la eutro zación de las aguas, de un tono verde. También se aprecia que los cultivos agrícolas llegan hasta casi la lámina de agua. inGEOpres >>37