la fase ligera descarga por un ori cio próximo al eje, mientras que la fase pesada lo hace por uno más alejado de este. Si la resistencia de fricción al ujo es despreciable, la posición de la interfase liquido-liquido es estable en función de un balance hidros- tático y las alturas relativas de las salidas, se obtiene como resultado una ecuación que nos indica la distancia r2 de la super cie de separa- ción de los líquidos al eje de giro en función del radio de la salida de la fase pesada rω y el radio de la super cie del líquido ligero r1. Entendida esta parte, solo nos resta la difícil tarea de extrapolar esta información a la realidad donde se sufren ciertas alteraciones. La prin- cipal, es que en nuestro decanter, no se generan estas tres fases tan diferenciadas del modelo teórico, sino que tendremos interfases que di cultarán nuestra labor, en concreto, la interfase aceite- agua, donde tendremos distintos porcentajes de ambas en función del diámetro en que nos encontremos, llegando también a formar parte de la ecuación algunas partículas sólidas denominadas comúnmente ' nos'. Traduciendo todo lo anterior a términos más comunes, r2 será el diáme- tro de diafragma que debemos emplear en cada momento, pero dado que obtener la información necesaria para emplear la ecuación sería demasiado tedioso, es aquí donde debemos guiarnos por nuestra expe- riencia a la hora de decidir. Pongamos para ello un ejemplo y barajemos diferentes posibilidades. Partiendo de una numeración de diafragma, que equivale al diámetro de salida o 'r2', de 240 mm, observamos que el aceite sale demasiado limpio, es decir, con un porcentaje de agua muy bajo, signi cará que estaremos perdiendo una cantidad importante de aceite en el agua, saliendo esta por la salida de solidos como parte del alperujo, ya que el diámetro de salida de aceite es demasiado cerrado. Si bien, esta con- guración puede ser la deseada en ciertas instalaciones que carezcan de centrifuga vertical, no es la más recomendable debido a su gran perdida en contenido graso. El siguiente paso de nuestro ejemplo y siguiendo con la lógica, sería aumentar el diámetro de salida, ya que cómo se mencionó anterior- mente damos por validos el resto de parámetros que in uyen en la separación. Si ahora instalamos un diafragma con la numeración 246 mm más abierto, y observamos la salida de aceite veremos que el porcentaje de agua ha variado, saliendo este en una proporción mayor, tanto que corremos el riesgo de extraer por aquí parte de la pasta de aceituna, lo que nos desestabiliza las fases del decanter obligándonos a empezar de nuevo el proceso de separación. Debido a esto, los agotamientos no mejorarán sino que obtendremos el resul- tado contrario ya que no se están generando correctamente las fases en el interior del decanter, así que tendremos que reducir diámetro de salida. Después de estas modi caciones encontraremos el diámetro óptimo, que se hallará en un punto entre los usados anteriormente, donde el aceite salga con la proporción adecuada de agua, incluso conteniendo algunos ' nos', no importando en exceso esta ya que a posteriori, la torre de nuestra partida simulada de ajedrez, es decir, la centrifuga se encargará de corregir este exceso de agua contenida en el aceite obtenido. En los decanters GEA, existen diferentes tipos de regulación para el diámetro de salida, todos basados en el mismo principio. En el ejemplo se han mencionado los tradicionales diafragmas ya que suponen más del 90% de los casos, pero en la actualidad se están sustituyendo por otros sistemas más rápidos y e caces en cuanto a la captación de aceite, pudiendo realizarse esta modi cación en tiempo real sin necesidad de interrumpir la producción. Es el denominado sistema Varipond, que progresivamente se irá incorporando a la mayoría de decanters de nuevo diseño. Cabe destacar la in uencia del tiempo de residencia del producto en el interior del decanter, la cual se modi cará mediante la velocidad diferencial, siendo menor cuanto mayor sea esta velocidad. Todos los decanters GEA permiten variar dicha velocidad diferencial. En el caso de decanters con un solo motor será necesario interrumpir el proceso y modi car los diámetros de las poleas que gobiernan el sinfín, mientras que en los decanters dotados de dos motores, el cambio se puede hacer automáticamente con los controles en pantalla que actúan sobre el variador de frecuencia del motor secundario. Añadir que no solo se debe con ar en la experiencia a la hora de regular el decanter, sino que cada movimiento debe venir in uenciado por los resultados obtenidos de los análisis de alperujo recogidos en cada momento del proceso y que en de nitivamente serán los que nos marquen las directrices otorgando el ‘jaque mate’ nal a la partida.• 28<< DECANTACIÓN