IA35 - Almazaras

70 ECOSISTEMAS Agricultura de conservación para restaurar la naturaleza La Unión Europea (UE) maneja datos muy preocupantes sobre el estado de los entornos naturales. Por ejemplo, que el 81% de los hábitats se encuentra deteriorado o que una de cada tres especies de abejas y mariposas está en declive. De ahí que en junio de 2022 la Comisión Europea propusiera la aprobación de una ley para recuperar los ecosistemas dañados. Miguel Ángel Mainar Jaime Periodista agroalimentario Desde entonces y hasta el pasado mes de febrero, la denominada ley de restauración de la naturaleza ha pasado por no pocas vicisitudes y bastantes contratiempos, pero ha sido finalmente aprobada por el Parlamento Europeo (PE) en una carrera agónica por momentos, hasta el punto de que sus impulsores y defensores no pudieron evitar llamativos actos de satisfacción al conocerse el resultado de la votación: 329 síes, 275 noes y 24 abstenciones. No llega con su redactado inicial, pues ha tenido que dejar pelos en la gatera antes de materializarse legislativamente, y todavía está por ver la aplicación política última que alcance en los diferentes Estados, pero su mandato es claro: hay que rehabilitar al menos el 20% de las áreas terrestres y marítimas degradadas antes de 2030, el 60% en 2040 y la práctica totalidad de los ecosistemas para 2050. No se trata de una ley agraria, pero afecta, lógicamente, al agro. De hecho, es en este terreno donde ha encontrado una fuerte oposición que en las instituciones europeas han liderado los populares, para quienes esta norma va a perjudicar económicamente a los productores agrarios y, en general, al conjunto de la ciudadanía, que sufrirá por el incremento de los precios y la distorsión de la disponibilidad y distribución alimentaria. A pie de campo, en todo caso, no va a ser una ley bien recibida. Por un lado, es hija del Pacto Verde, contra el que la mayor parte de los agricultores y ganaderos mantienen una guerra abierta. Por otro, ha sido aprobada coincidiendo plenamente con las movilizaciones agrarias de las últimas semanas y tras la renuncia de Europa a algunos de los pilares de ese pacto en lo que a agricultura se refiere. Este hecho ha sido calificado por algunos como una provocación y entendido por muchos como una muestra de la poca convicción con la que las instituciones han ofrecido sus renuncias. ¿Cómo se puede prometer la eliminación de determinadas exigencias medioambientales con una mano y aprobar con otra una vuelta de tuerca verde?, se preguntan. UNA LEY CON FRENO DE EMERGENCIA Para el socialista César Luena, ponente de la ley, ni se trata de una vuelta de tuerca ni mucho menos de una normativa agraria, por lo que toda la polémica en este terreno es innecesaria, aunque interesada: “la ley es una aliada del sector y no una enemiga, como les están haciendo creer [a los agricultores] los grupos conservadores”, denuncia. ¿Cómo se puede prometer la eliminación de determinadas exigencias medioambientales con una mano y aprobar con otra una vuelta de tuerca verde?

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